“[Los policías] impiden el acceso de las ambulancias, tanto a la llegada como a la salida. La gente muere porque no les brindan asistencia médica a tiempo”, dijo a la edición digital del diario Ukraínskaya Prav-
da Olga Bogolomets, una doctora que atendía a los heridos en la plaza Maidán, el bastión opositor ucraniano en el centro de la capital.

El oficialista Partido de las Regiones (PR), cuya sede fue ocupada, saqueada y después evacuada por la Policía antidisturbios, informó en un comunicado que una de las muertes ocurrió en el asalto a la sede. “Cuando la gente que trabajaba en el edificio [del PR] intentaba evacuar, las bestias los atacaron. Uno de los trabajadores murió. ¿Quién responderá por esta muerte?”, dice el texto publicado por el partido del presidente ucraniano, Viktor Yanukóvich.

Más tarde, la Policía ucraniana dijo que habían muerto 13 personas en los disturbios (siete civiles y seis policías), mientras que 150 manifestantes y 47 efectivos de seguridad fueron heridos, informó la agencia de noticias Efe. En los disturbios de ayer, la milicias de autodefensa opositoras tuvieron un papel central, y los manifestantes anónimos sacaron adoquines de las calles para que los milicianos pudieran arrojarlos contra la Policía y las fuerzas especiales antidisturbios.

Los manifestantes asaltaron la sede del PR luego de ser frenados en su intento de entrar al Parlamento, situado en el mismo barrio. Los opositores reclamaban que se tratara la designación de un nuevo primer ministro (el ex primer ministro, Mykola Azárov, dimitió hace semanas) y la reinstauración de la Constitución de 2004, menos presidencialista que la actual, que empezó a regir en 2010, poco después de que Yanukóvich llegara al poder. Pero esos temas ni siquiera fueron agregados al orden del día de un Parlamento dominado por el PR.

Los manifestantes, que están en las calles desde noviembre, reclaman también elecciones generales anticipadas. Antes de que estas protestas se intensificaran ayer, en las últimas semanas se observó una especie de tregua, establecida para permitirles a los líderes de los tres partidos representados en el Parlamento -Batkivshina, UDAR y Svoboda- negociar con el Ejecutivo. También se dispuso una amnistía para los manifestantes detenidos, a cambio de que las protestas dejaran de rodear la alcaldía de Kiev.

Ayer el gobierno había dado un ultimátum a los manifestantes para que terminaran con las movilizaciones antes de las 17.00. Pasada esa hora, la Policía comenzó a desalojarlos en Maidá con la ayuda de tres camiones de agua. En respuesta, los manifestantes incendiaron varias carpas y lanzaron baldosas contra las fuerzas antidisturbios.

Previendo la intervención policial, el boxeador Vitali Klitschko, líder del partido opositor UNDAR, había pedido que mujeres y niños abandonaran la plaza. Además dijo que volver a la Constitución de 2004 sería el “primer paso” para superar la crisis y pidió al presidente que retirara a los policías antidisturbios de las calles.

En las últimas semanas aumentó el protagonismo de los integrantes -en su mayoría jóvenes- de un partido ultranacionalista de derecha, que no está a favor ni de la Unión Europea, como la oposición parlamentaria, ni de mantener la actual influencia de Moscú, a la que Yanukóvich abrió la puerta al aceptar un préstamo de Rusia. El partido se llama Pravy Sektor (“Sector de Derecha”) y surgió en el marco de las protestas contra la negativa del Ejecutivo a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Se proponen derrocar al gobierno -si es necesario, por la fuerza- y su lema es “Ucrania para los ucranianos”.