Joaquín Guzmán Loera nació en el estado mexicano de Sinaloa; no está claro en qué localidad ni a qué altura de la década de los 60. Se sabe que lo llamaban El Chapo, un derivado de la expresión “chaparro”, por su baja estatura: 1,55 metros. De niño se dedicó a la venta de naranjas, pero ya en los 80, cuando era adolescente, ingresó al negocio del tráfico de drogas de la mano del capo Miguel Ángel Félix Gallardo, que dirigía el cártel de Guadalajara. La detención de este último en 1989 causó la escisión del cártel: quedaron por un lado sus sobrinos, los Arellano Félix, que formaron el cártel de Tijuana, y por otro El Chapo, que formó el cártel de Sinaloa.
Hubo varios enfrentamientos entre los dos grupos. Uno de ellos fue un fuerte golpe del cártel de Sinaloa al de Tijuana en 1992, que tuvo como represalia un tiroteo en el aeropuerto de Guadalajara un año después. La repercusión de estos atentados llevó a que se cerrara el cerco alrededor de El Chapo, que fue detenido en Guatemala en 1993.
En 2001 volvió a la actividad tras haber protagonizado una de las acciones más míticas de los cárteles mexicanos: se fugó de la cárcel de alta seguridad Puente Grande. Hay varias versiones sobre cómo lo hizo, pero todas coinciden en que fue necesaria una amplia red de sobornos, incluso a personas con mucho poder. La versión más avalada señala que huyó a bordo de un camión de lavandería.
Si hay algo que aparece en todos los textos sobre él es que tenía un gran poder de negociación, y que podía sobornar prácticamente a cualquiera. Uno de sus biógrafos, el estadounidense Malcolm Beith, dijo a CNN que en el marco de sus investigaciones, algunas fuentes del gobierno mexicano le aseguraron que El Chapo incluso sobornó a miembros de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos.
Entonces comenzó a nacer la leyenda. El cártel de Sinaloa empezó a enfrentarse con cualquiera que se cruzara en pos de aumentar su territorio, hasta que se adueñó del “triángulo dorado”, una región montañosa en la frontera entre los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua que, por su accidentada geografía, facilita la plantación de cultivos clandestinos.
El Chapo apareció varias veces en la lista de los más ricos de la revista Forbes, con una fortuna estimada en más de 1.000 millones de dólares. En 2009 la revista Time lo incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo.
Después de su fuga se dedicó a diversificar la producción del cártel. Se estima que llegó a “exportar” marihuana, cocaína, heroína y metanfetaminas a Estados Unidos, América Latina, Asia, Europa y África. Su cabeza pasó a valer millones de dólares para los gobiernos de México y de Estados Unidos, y después de la muerte de Osama bin Laden pasó a ser el más buscado por la Interpol. Es considerado el mayor narcotraficante del mundo, superando incluso al colombiano Pablo Escobar.
La guerra contra el narcotráfico lanzada por Felipe Calderón (2006-2012) fortaleció al cártel de Sinaloa, el más fuerte y compacto de los grupos dedicados al narcotráfico junto a Los Zetas. Gradualmente, el cártel de Sinaloa diezmando a sus rivales, entre ellos el de los Beltrán Leyva, lo que permitió que El Chapo aumentara su poder y absorbiera a cárteles más pequeños.
Sus historias pasaron a conocerse por las letras de los narcocorridos. Protegido por una guardia de 100 ex militares, según los rumores, estuvo a punto de ser atrapado en dos ocasiones. En 2004 una llamada de alerta le permitió escapar, y se dice que en 2007, cuando se casó por tercera vez, la fuerte seguridad que lo rodeaba hizo que el Ejército decidiera no intervenir para no arriesgar la vida de los miles de asistentes a la ceremonia.
Había estado rodeado las dos últimas semanas, al mismo tiempo que las autoridades mexicanas detenían a distintos dirigentes de su cártel. El sábado dieron el batacazo: El Chapo fue detenido en una de las casas en las que residía, “sin un solo disparo”, según el fiscal general mexicano, Jesús Murillo, en una operación coordinada entre las fuerzas de seguridad mexicanas y las de Estados Unidos. Este país ya anunció que pedirá su extradición, ya que está acusado de decenas de delitos también en territorio estadounidense, pero será la Justicia mexicana la que defina si quiere juzgarlo previamente en México.
Se supone que al frente del cártel quedará Ismael Zambada García, conocido como El Mayo, mano derecha de El Chapo. Se sabe muy poco de él: tiene 66 años y muchos hijos, y es considerado el responsable de que el cártel funcione de manera similar a una multinacional. Ha tenido varias empresas junto con su esposa, Rosario Niebla, desde ranchos ganaderos hasta joyerías, y es considerado la “cabeza empresarial” del cártel.
El Mayo ha sido un hombre de pocas apariciones públicas y aun menos entrevistas directas. En una de las pocas que dio, a la revista Proceso, en 2010, le dijo al periodista que un día se entregaría al gobierno para que lo fusilaran: “Al cabo de unos días van a ir viendo que nada cambió [...]. El problema del narco envuelve a millones, ¿cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí”.