Venezuela estrenó ayer un nuevo símbolo oficial que será utilizado en todas las unidades militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Se trata de una bandera roja que tiene al centro una imagen de Hugo Chávez en la que aparece en primer plano con uniforme y boina militares. La imagen está rodeada por dos ramas de laurel a los lados y dos frases arriba y debajo: “Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana” e “¡Independencia y Patria Socialista. Vivimos y venceremos!”.

Maduro dijo que esa bandera “es el símbolo mayor de la unión cívico-militar y de la lealtad a la Revolución Socialista de Venezuela”. Ayer se enarboló durante el desfile cívico-militar que se realizó en honor a Chávez, en el marco de una serie de eventos en los que se recordó al ex presidente y se destacó la unidad del chavismo y de las Fuerzas Armadas en torno a su proyecto político.

En el año que transcurrió desde la muerte de Chávez, mucho se ha especulado sobre si Maduro ha sido capaz de ocupar el lugar que dejó el ex gobernante o sobre si el chavismo se mantendría unido pese al cimbronazo que significaron la pérdida del líder y los conflictos políticos, ahora con las protestas de estudiantes y de la oposición.

Una de esas especulaciones estuvo a cargo, hace sólo unos días, del líder opositor Henrique Capriles, quien dijo que en el chavismo había quienes querían que cayera Maduro para reemplazarlo con el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, a quien se identifica con la línea más dura y militarizada del chavismo. Ese sector está cada vez más presente en el gobierno, tanto en su integración como en sus medidas: varios militares han ingresado al Ejecutivo en los últimos meses, y se aprobó un aumento salarial para todos los miembros de las Fuerzas Armadas.

Algunos analistas consultados por la BBC coincidieron en que esa incorporación no se hizo en desmedro de los sectores civiles ni creó fricciones en el chavismo. También estuvieron de acuerdo en que el chavismo se unió ante las protestas opositoras. “Cuando tú generas un enemigo externo para toda una colectividad puedes unificar tus fuerzas”, dijo el politólogo Luis Vicente León, un claro opositor.

“Maduro no resolvió la modernización del modelo de Chávez, que estaba pendiente desde 2010, y por eso ahora la crisis se ha vuelto intolerable”, opinó el sociólogo alemán Heinz Dieterich, quien era de los académicos más cercanos a Chávez, pero hoy es un crítico de Maduro.

Varias han sido las críticas hacia Maduro por no tener el carisma de Chávez, su poder de convencimiento o su liderazgo. En sus discursos, el presidente venezolano se posiciona bajo la sombra de Chávez, al que ha definido como “Comandante Supremo y Eterno”, “Gigante Chávez” y “Redentor del Pueblo”. Esas denominaciones aparecieron muchas más veces ayer, en una fecha en la que se desplegaron decenas de gestos simbólicos en distintos países, como una misa en Argentina que fue encabezada por la presidenta Cristina Fernández, o la inauguración de un sello en Cuba con tres imágenes del dirigente venezolano, entre otros eventos. También en Uruguay se recordó a Chávez en un homenaje organizado por la embajada venezolana.

Además, varios representantes extranjeros estuvieron en Venezuela, entre ellos el vicepresidente argentino, Amado Boudou, y el mandatario boliviano, Evo Morales, quien dijo en una entrevista que con Chávez aprendió a trabajar “luchando permanentemente contra el imperio”.

Por entender que Panamá hace todo lo contrario, Maduro acusó a los gobernantes de ese país de ser lacayos del imperio y ayer anunció que decidió “romper relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno actual de Panamá y congelar todas las relaciones comerciales y económicas desde este momento”. El embajador panameño ante la OEA, Arturo Vallarino, logró que esa organización evalúe una solicitud de su país de convocar una consulta a los cancilleres de los estados miembro para tratar la situación interna de Venezuela.

Maduro dijo que el gobierno de Panamá estuvo “activamente obrando contra Venezuela, creando condiciones para que la OEA y otros organismos den un paso de intervención” en el país. Agregó que no va a aceptar que nadie conspire “impunemente contra Venezuela” ni que se pida “una intervención internacional” contra su soberanía.