El presidente ruso, Vladimir Putin, habló por primera vez sobre la crisis en Ucrania desde la caída del gobierno de Viktor Yanukovich. Dijo que, por el momento, no va enviar sus fuerzas armadas a las zonas rusoparlantes del este y del sur de Ucrania, pero que se reserva ese derecho para un “caso extremo”, “si la situación se desborda como en Kiev”, donde se concentraron las manifestaciones que llevaron a la caída de Yanukovich.
En una conferencia de prensa, Putin dijo ayer que lo ocurrido en Kiev fue “un golpe de Estado anticonstitucional” y el resultado de una insurrección armada, por lo que el nuevo poder ucraniano es ilegítimo y rehén de extremistas nacionalistas. Esto motiva que se haya extendido el caos en la capital y en otras partes del país, en las que acampan bandas de “borrachos armados”.
Con esa visión, argumentó que es necesario defender a los rusoparlantes de Ucrania y a los rusos de origen que viven en la República Autónoma de Crimea, que fue rusa hasta 1953, y cuyo parlamento local designó un gobierno afín a Moscú. Rusia “tiene una petición [de ayuda] del presidente legítimo de Ucrania”, dijo Putin en alusión a Yanukovich, que está refugiado en ese país. Respecto del mandatario derrocado agregó que “está claro que no tiene ningún poder” ni “futuro político”.
“Si tomo la decisión de emplear a las fuerzas armadas, será legítima”, recalcó el presidente ruso, que fue autorizado por el Senado para desplegarlas. “Putin sabe bien que al declararnos la guerra se la declara a los garantes de nuestra seguridad, es decir, a Estados Unidos y Reino Unido”, respondió la ex primera ministra Yulia Timoshenko. Se refería al acuerdo firmado entre Moscú, Washington y Londres, que se declararon garantes de la integridad ucraniana en 1994, cuando Kiev renunció a las armas nucleares.
Sin embargo, Putin aclaró que Rusia no tiene planes de anexar Crimea y que no son tropas rusas las que bloquean las unidades militares ucranianas en la región, tal como denunció Kiev. El nuevo gobierno de Ucrania, además, asegura que Moscú envió a Crimea 6.000 militares, aviones y helicópteros. “Son las fuerzas locales de autodefensa”, aseguró el presidente ruso, y sobre el parecido de los uniformes de las autodefensas de esa zona y los que usan los militares rusos dijo que habría que preguntarles a las tiendas que venden esa ropa.
Sin embargo, más tarde, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dijo durante una visita a Kiev que Moscú busca un “pretexto” para “invadir Ucrania” y advirtió respecto del aislamiento que le valdría seguir con esa postura.
“A menudo dicen que nuestras acciones son ilegítimas. Y cuando les pregunto si creen que todo lo que hacen es legítimo, me responden que sí. Entonces les tengo que recordar las acciones de Estados Unidos en Afganistán, Irak y Libia”, dijo Putin, mientras que Washington amenazaba con promover o incluso empezar a aplicar sanciones. Ya había manifestado que podría llegar a negar las visas a autoridades rusas, congelar sus bienes en el país o afectar las relaciones comerciales y las inversiones.
Putin advirtió que las sanciones contra Rusia perjudicarían a todos, en un mundo “donde todos dependen los unos de los otros”.