Varios miles de personas protestaron ayer en el centro de Moscú contra el cambio de poder en Ucrania, donde luego de meses de protestas fue derrocado el presidente pro ruso Viktor Yanukovich, reemplazado por autoridades provisorias proeuropeas. La movilización también buscaba respaldar a la población de origen ruso que vive en la península de Crimea, y fue convocada “para apoyar al pueblo hermano en su lucha contra los provocadores que tomaron el poder en Kiev”. Según informó el Ministerio del Interior ruso, en la marcha participaron 27.000 personas.

Esa concentración se desarrolló poco después de que terminara una protesta en contra de la intervención de Rusia en la península ucraniana durante la que más de 300 personas que gritaron “no a la guerra” fueron detenidas, según medios locales y organizaciones de defensa de los derechos humanos citados por la agencia de noticias Efe.

Estas movilizaciones se deben a que el sábado, una semana después de la caída de Yanukovich, el gobierno ruso fue autorizado a enviar tropas a Crimea para estabilizar la situación en ese territorio ucraniano en el que se encuentra una base de la Armada rusa.

En Crimea el Parlamento fue disuelto la semana pasada, y miles de soldados sin identificación oficial, pero que son reconocidos como rusos, bloquearon a militares ucranianos en sus cuarteles y patrullan las calles. El primer ministro de esta república, Sergei Axionov, que es pro ruso, anunció ayer la creación de la Marina de Guerra local, de acuerdo a la agencia rusa Interfax. Axionov fue nombrado por el nuevo Parlamento crimeo y no es reconocido por las autoridades ucranianas.

Ante la presencia de hombres armados y la resolución del Parlamento ruso, Ucrania puso en alerta de combate a sus fuerzas armadas, cerró su espacio aéreo a vuelos no comerciales y movilizó a sus reservistas, mientras se formaban colas de hombres que buscaban ser voluntarios en un eventual conflicto bélico.

Por su parte, el presidente interino, Alexandr Turchinov, acusó a Rusia de “declarar la guerra a su país”, y pidió a Putin que retire de Crimea sus tropas, que “bloquean unidades militares ucranianas”. El gobernante afirmó ante el Parlamento de su país: “Me dirijo a los representantes de la flota rusa del Mar Negro para advertir que cualquier movimiento, sobre todo con armas, fuera de los lugares de emplazamiento permanente estipulados en el acuerdo [acerca de la presencia en la base naval rusa en Crimea] se considerará como una agresión militar”.

Ayer el Parlamento ucraniano sesionó a puertas cerradas para poder aprobar medidas vinculadas a la seguridad nacional, respecto a lo que en Kiev se ha llamado “la ocupación militar de Crimea por Rusia”. Las autoridades de Crimea aseguran que militares e incluso unidades ucranianas enteras ya no responden a Kiev sino al gobierno local. Si bien el Ministerio de Defensa ucraniano negaba ayer que esto fuera cierto, el comandante en jefe de la Armada ucraniana confirmó que pasaría a dirigir la flota de Crimea.

Las potencias que han intervenido en alguna medida en la crisis política de Ucrania multiplicaron las advertencias a Moscú. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dijo a distintos medios de su país que la “ocupación rusa” de Crimea es “un acto descarado de agresión”, “una violación de la ley internacional y una violación de la Carta de las Naciones Unidas” y “una acción del siglo XIX que pone en duda la capacidad de Rusia para vivir en el mundo moderno”. Agregó: “El pueblo ucraniano sabe pelear”.

Además advirtió: “Si Rusia quiere seguir siendo miembro del G8 [grupo compuesto por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia] debe comportarse como un miembro del G8”. Kerry adelantó que su país evalúa boicotear la cumbre de esa entidad, prevista en junio en la ciudad rusa de Sochi. A su vez, Francia suspendió ayer su participación en las reuniones previas a esa cumbre, mientras que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se reunió ayer para hablar de Ucrania. El jefe de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo que la actitud de Rusia “es una amenaza para la paz y la seguridad en Europa” y que el gobierno de Putin “debe detener sus actividades militares y sus amenazas”.

Además de la falta de reconocimiento que ha encontrado el nuevo gobierno ucraniano en Crimea, ayer se reportaron movilizaciones pro rusas en distintas ciudades del Este del país, donde la mayoría de la población es afín a Moscú y el idioma más hablado es el ruso. Varios medios informaron sobre enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, pero también entre quienes salieron a las calles a protestar contra el gobierno transitorio y ciudadanos ucranianos favorables al cambio de gobierno.