El Parlamento de la República Autónoma de Crimea, una península que es una zona autónoma de Ucrania desde 1954, decidió el 6 de marzo volver a ser parte de Rusia. Lo decidió sin el acuerdo de Ucrania, cuyo gobierno pro ruso había sido derrocado por protestas días antes y en su lugar había asumido un Ejecutivo pro europeo.

El Parlamento crimeo convocó un referéndum para ratificar la decisión. Primero lo fijó para el 25 de marzo y luego lo adelantó y lo celebró el domingo. El resultado a favor de la independencia fue arrasador: 1,23 millones de personas, 96,77% de quienes votaron, eligieron ser parte de Rusia.

Sin esperar más y a pesar de las advertencias de Estados Unidos y de la Unión Europea, que no reconocen esa votación, el Parlamento de Crimea adoptó ayer una serie de medidas como consecuencia de ese pronunciamiento. “La República de Crimea solicita a la Organización de las Naciones Unidas [ONU] y a todos los países del mundo que la reconozcan como Estado independiente”, dice una resolución aprobada por el Parlamento, que también pide a la Federación de Rusia “que la acepte como uno de sus integrantes”.

Además, los parlamentarios crimeos establecieron, con efecto inmediato, que la nueva moneda del país es el rublo ruso, aunque la grivna ucraniana seguirá siendo aceptada hasta 2016. También dejaron sin efecto todas las disposiciones aprobadas por Ucrania desde el 21 de febrero, cuando el presidente Viktor Yanukovich fue destituido. Para completar, decidieron que a partir del 30 de marzo Crimea también adoptará la hora de Moscú y sus habitantes podrán solicitar el pasaporte y la libreta de conducir rusos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, debe hablar de la situación de la península hoy ante el Parlamento ruso, pero ya ha defendido la legitimidad de la consulta celebrada ese día y ayer firmó un decreto por el que Rusia reconoció a Crimea como Estado soberano e independiente.

En tanto, Estados Unidos y la Unión Europea impusieron sanciones que incluyen congelamiento de activos y prohibiciones de viaje a funcionarios de Rusia y Ucrania. Washington dispuso medidas contra 11 rusos y ucranianos que están vinculados a la incursión militar de Moscú en Crimea, entre ellos a Yanukovich y a dos colaboradores de Putin. En Bruselas, los cancilleres europeos prohibieron viajes y congelaron activos de 21 funcionarios de Ucrania y Rusia por su papel en esta crisis, entre ellos el primer ministro crimeo, Serguei Axionov, y el jefe ruso de la Flota del Mar Negro, Aleksandr Vitko.