En la Región Metropolitana, y en particular en las afueras de Santiago, el día de la asunción de Bachelet, de 62 años, comenzó con una protesta de ciudadanos que reclamaban soluciones habitacionales y con una ocupación de la sede de la Democracia Cristiana en Santiago por parte de militantes de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios. De estos activistas, 23 fueron detenidos por carabineros. “Bachelet y Nueva Mayoría gobernando para la burguesía”, decía un cartel que instalaron en la entrada del local, según el diario La Tercera.

La Democracia Cristiana es el sector ubicado más a la derecha de la coalición de centroizquierda que gobernará Chile durante los próximos cuatro años. En el extremo izquierdo está el Partido Comunista, que ayer tuvo un regreso histórico al gobierno, en el que tiene una ministra, la titular del Servicio Nacional de la Mujer, Claudia Pascual.

Las comunidades mapuches también quisieron hacerse oír el día de la asunción. Marcharon por las calles de Collipulli, en la provincia de Malleco, en la región de la Araucanía, para reclamarle al nuevo gobierno que recuerde sus problemas y exigir un mínimo de 15.000 hectáreas de tierras para sus comunidades. Entre las 50 medidas anunciadas por Bachelet para sus primeros 100 días de gestión está previsto crear un ministerio de asuntos indígenas y un consejo de pueblos indígenas, además de la elaboración de una agenda dedicada a la educación, la salud, la tierra y el desarrollo productivo de esas comunidades.

De Piñera a Bachelet

Lejos de esos reclamos, la investidura de Bachelet se desarrolló en la sede del Parlamento, en una ceremonia tradicional de 45 minutos, en presencia de casi 1.000 invitados. La mandataria entrante recibió la banda presidencial de manos de la nueva presidenta del Senado, Isabel Allende, hija del fallecido presidente Salvador Allende. La primera mujer en la historia de Chile en presidir la cámara alta fue también la encargada de la investidura de la mandataria. Siguiendo el protocolo, Piñera colocó en la banda presidencial de Bachelet la Piocha de O’Higgins, una medalla con forma de estrella de cinco puntas, símbolo del poder presidencial. La que se utilizó ayer es una réplica de la original, que se perdió durante el bombardeo al Palacio de La Moneda el 11 de setiembre de 1973.

En medio de una ovación, Piñera abandonó el Salón de Honor, en el que se desarrolló la ceremonia. Una vez fuera del Parlamento, rompió el protocolo y se fue manejando él mismo su propio auto, acompañado por su esposa, Cecilia Morel.

Cuando el ex presidente ya se había retirado, asumió el nuevo gabinete, formado por 14 hombres y nueve mujeres. Después, la mandataria saludó a algunos de los presentes, entre ellos los ex presidentes chilenos Patricio Aylwin (1990-1994), Eduardo Frei (1994-2000) y Ricardo Lagos (2000-2006), y gobernantes extranjeros que asistieron a la ceremonia. La ausencia del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que no asistió debido a la situación en su país, fue muy comentada antes del acto. Sí llegaron otros presidentes y representantes de países: el uruguayo José Mujica, la argentina Cristina Fernández, la brasileña Dilma Rousseff, el paraguayo Horacio Cartes, el ecuatoriano Rafael Correa, el mexicano Enrique Peña Nieto, el boliviano Evo Morales, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.

Entre el balance y la acción

Antes de dejar el cargo, en la mañana de ayer, Piñera se despidió de sus colaboradores e hizo su última declaración como presidente. “Siento que nos vamos con la cabeza en alto, mirando a los chilenos a los ojos, porque cumplimos la tarea para la cual fuimos elegidos”, dijo. También opinó: “Le entregamos a la presidenta electa, Michelle Bachelet, […] un mejor país. Recibimos un país terremoteado, devolvemos un país reconstruido; recibimos un país que estaba perdiendo fuerza, y devolvemos un país fuerte, con sólidas bases para enfrentar los desafíos del futuro”.

Otro peso pesado de Renovación Nacional, el partido de Piñera, Andrés Allamand, que asumió ayer como senador, marcó una postura diferente: “Así como el gobierno que se termina tuvo logros, [...] no hay duda de que el balance político es negativo para la centroderecha”, advirtió. Sobre el período que empieza, valoró: “Vamos a tener que acostumbrarnos a una democracia movilizada con mucha demanda ciudadana”.

Desde el nuevo oficialismo chileno, el flamante ministro de Gobierno, Álvaro Elizalde, dijo que el gabinete de Bachelet se pondrá a trabajar de inmediato. “Nosotros nos vamos ahora a nuestras oficinas; no podemos perder ni un segundo en iniciar el programa de gobierno”, dijo al salir del Parlamento, y anunció que hoy sesionará temprano el primer consejo de gabinete en La Moneda.