El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, anunció ayer que reforzará “inmediatamente” la defensa de los países de la OTAN por “tierra, mar y aire” debido a la situación de Ucrania. Rasmussen aseguró que se toman estas medidas como algo “necesario para garantizar una defensa colectiva y una disuasión eficaces”, pero hizo hincapié en que la OTAN confía en que la reunión que se realizará hoy en Ginebra “allane el camino para una solución pacífica y política a la crisis”.

Ayer, en varias localidades de la región ucraniana de Donetsk, en la frontera este de Ucrania con Rusia, había levantamientos contrarios al gobierno de Kiev y favorables a la anexión a Rusia. Días atrás, el gobierno ucraniano advirtió que no permitiría una repetición del “guion de Crimea” y lanzó un avance militar, al que denominó como una “operación antiterrorista”. Desde Donetsk se asegura que el de Kiev es un “gobierno ilegítimo” por las condiciones en las que llegó al poder.

La iniciativa militar de Kiev fue tímida y sólo logró recuperar un aeródromo que estaba en manos de pro rusos en la ciudad de Kramatorsk. El gobierno envió varios camiones blindados a las distintas localidades, pero fueron inútiles: los soldados que los dirigían se sumaron al bando pro ruso. Algunas crónicas escritas desde el lugar explican que las tropas ucranianas en esa región están formadas por los soldados más jóvenes, recién egresados de las academias militares, que son muy susceptibles a las conversaciones con los pro rusos locales, que les piden que se pasen “al lado del pueblo”. Esta situación es similar a la que sucedió en Crimea, donde Ucrania logró retener a menos de la mitad de sus militares. A diferencia de esa situación, entre quienes se han levantado contra el gobierno no hay unanimidad sobre si buscar una anexión a Rusia, la independencia de Ucrania o un referéndum para tener una mayor autonomía.

El presidente ruso, Vladimir Putin, elevó ayer la voz de alarma al asegurarle a la canciller alemana, Angela Merkel, durante una conversación telefónica, que Ucrania está “al borde de la guerra civil” porque el gobierno de ese país tomó el “rumbo anticonstitucional de aplastar con la fuerza las protestas”. En un comunicado, la presidencia rusa informó que lo que ese país espera “de la comunidad internacional” es una “firme condena a estas acciones inconstitucionales” presuntamente tomadas por Kiev.

La postura de Rusia en este conflicto es radicalmente opuesta a la de Estados Unidos, la UE y Ucrania, que se han hecho eco últimamente con sus pedidos a Rusia para que “deje de desestabilizar Ucrania, retire sus tropas de las fronteras y deje claro que no apoya las acciones violentas de milicias separatistas pro rusas bien armadas”, tal como dijo en su conferencia Rasmussen.

Representantes estadounidenses, europeos, ucranianos y rusos se reunirán hoy en Ginebra, pero parece difícil que en este encuentro se acerquen posiciones.