El pastor Everaldo, de la Asamblea de Dios -la mayor iglesia evangélica en número de fieles, con 12,3 millones de seguidores-, se presenta como precandidato por el Partido Social Cristiano (PSC). Su nombre no es nuevo en la política brasileña, pero siempre se había mantenido en un segundo plano. Entre sus acciones más destacadas, convenció a los evangélicos de que apoyaran a los gobiernos del PT -tanto los de Lula da Silva como el de Dilma Rousseff-. Su figura se vincula con los integrantes más conservadores del Congreso, algunos de los cuales son sus correligionarios, como el ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Marco Feliciano, quien también pertenece al PSC.

El suyo es uno de los partidos evangélicos que han mostrado un mayor crecimiento en las últimas elecciones: pasó de un diputado en 2003 a 17 en 2010. También han crecido las bancadas de otras formaciones en las que la presencia evangélica es fuerte, como el Partido Republicano Brasileño (PRB), que incluso llegó a colocar a un vicepresidente: José Alencar, que acompañó a Lula en su segundo mandato.

Para las elecciones legislativas de este año, que se celebran junto con las de presidente y gobernadores, los partidos evangélicos buscan de manera activa un crecimiento parlamentario, algo que es muy probable que alcancen, según las proyecciones de los más diversos analistas. No sólo por fuerza propia, sino también porque los líderes religiosos son buscados por los grandes partidos para obtener el respaldo de sus fieles. “El votante evangélico sigue más la orientación de su obispo o su pastor que el católico. En algunos estados con disputas 
cerradas, el voto evangélico puede hacer la diferencia. En una segunda vuelta, decide la elección”, dijo a la cadena O Globo el politólogo brasileño David Fleischer. Según el último estudio del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, 22% de los brasileños se identifica como evangélico.

La campaña hacia las elecciones tomó fuerza la semana pasada con la renuncia de varios gobernadores, que buscarán acceder a una banca en el Parlamento. Entre ellos se cuentan Sérgio Cabral, que gobernaba Río de Janeiro por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño y Antonio Anastasia, que hacía lo propio en Minas Gerais por el Partido de la Social Democracia Brasileña. También se habían anunciado las renuncias de la gobernadora de Maranhão, Roseana Sarney, y del gobernador de Ceará, Cid Gomes, pero ambos dijeron que permanecerán en sus cargos.

Otro punto a favor de los evangélicos es la presencia mediática de las distintas iglesias, como la Iglesia Universal del Reino de Dios, asociada al PRB, que cuenta con canales de televisión -entre ellos la Rede Record-, emisoras de radio y varios portales de internet.

Algunas de estas organizaciones religiosas ya definieron su apoyo a la fórmula de Eduardo Campos y la creyente evangélica Marina Silva -que ayer se confirmó que será integrada en ese orden-, pero otras evalúan seriamente la posibilidad de respaldar a Everaldo. Lo que está descartado es darle su apoyo a Rousseff, como muchas lo habían hecho las elecciones pasadas. Este cambio se debe básicamente a que la mandataria aprobó una ley que garantiza la atención a víctimas de violaciones en la que se incluye la posibilidad de brindarles la pastilla del día después, lo que es considerado por los evangélicos como un aborto.

La campaña del “pastor Everaldo”, como él se identifica, apela a una constante oposición a Rousseff. Asegura, entre otras cosas, que el gobierno actual es “intervencionista y estatizador” y que sus integrantes han hecho “todo lo posible” para llevarse fondos públicos. Promete un gobierno cuyos ejes serán “la familia, el ser humano y la privatización del Estado”. El precandidato aparece en las encuestas con sólo 3% de los votos, pero en distintos eventos ha asegurado que cree en la posibilidad de un “milagro” que le permita llegar a la presidencia.

En todo caso, su candidatura presidencial llevaría a una mayor fragmentación del voto en Brasil, lo que aporta su grano de arena a que Rousseff necesite de una segunda vuelta para ganar las elecciones. También preocupa en el PT que la presencia de esa figura en la campaña introduzca en la agenda política los asuntos considerados morales, especialmente porque sus principales propuestas son el rechazo al aborto y al reconocimiento de las uniones homosexuales. Además, el pastor apoya la baja de la edad de imputabilidad, que también es respaldada por el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña, Aécio Neves.

Por ahora estos temas no se han introducido en la campaña, cuyo centro parece estar en las denuncias de casos de corrupción en la compra de una refinería en Texas por parte de Petrobras, que han sido utilizadas por todos los candidatos opositores y han aparecido en la mayor parte de los medios de prensa. Ayer Rousseff intentó poner un parate a la situación. “No escucharé callada la campaña negativa de los que, por provecho político, no dudan en herir la imagen de esta empresa, que nuestro pueblo construyó con tanto sudor y lágrimas”, dijo en un acto público.

Sin embargo, este escándalo, que surgió a fines de febrero, es señalado como uno de los factores que incidieron en una baja de la intención de voto a Rousseff de 44% en febrero a 38% en marzo. Esta caída en las encuestas no se tradujo en un crecimiento de sus principales oponentes, lo que parece darle la razón a su partido acerca del avance de la fragmentación del voto. Neves mantiene 16% del respaldo y Campos aumentó de 9% a 10% de febrero a marzo. Por su parte, el pastor Everaldo se mantiene en 3%.