Los resultados de las elecciones del Parlamento Europeo en España admiten diferentes lecturas. Están las que siguen viendo el panorama a través del lente del bipartidismo y destacan la victoria del gobernante Partido Popular (PP). Si bien el PP recogió la mayor cantidad de adhesiones, con más de cuatro millones de votos -26% del total-, perdió 2,5 millones de votos y ocho eurodiputados. Con esta misma óptica, se podría decir que al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no le fue mejor, ya que cayó en más de 15 puntos porcentuales, se situó en 23%, y su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, siguiendo una tradición europea, anunció un congreso extraordinario en julio en el que presentará su dimisión.
Otra lectura posible es la que señala que los ciudadanos españoles ya no aceptan el bipartidismo. En este punto, la principal novedad es la irrupción de Podemos un partido que desde la nada se convirtió en la cuarta fuerza más votada (después de La Izquierda Plural, que logró 10%) y alcanzó cinco escaños en el parlamento comunitario. Se trata de un partido creado hace cuatro meses con el objetivo de “convertir la indignación en cambio político” y de convertirse en un espacio que fuera capaz dar respuesta “a los verdaderos problemas de los ciudadanos”, según destaca su programa.
Su principal dirigente es Pablo Iglesias, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, más conocido por su participación en tertulias políticas televisivas en las que se destacó por sus posiciones radicales y un discurso fluido y elaborado que se centró en la corresponsabilidad de los dos partidos mayoritarios en la crisis española.
El mismo domingo de las elecciones, Iglesias fustigó a “los partidos de la casta” y afirmó que “han recibido el más serio correctivo de su historia”. Buscó apaciguar los ánimos de festejo y dijo que “por ahora” Podemos no ha cumplido el objetivo de superar a esos partidos. Buscando evitar que se los encasille como los representantes del movimiento de “los indignados”, Iglesias recordó: “Podemos no nació para ocupar un papel testimonial. Nacimos para ir a por todas”.
El nuevo dirigente reafirmó su aspiración de “construir con otros una alternativa política de gobierno”. Para rematar, fiel a su estilo desafiante, afirmó: “Quizá pueda hablarse del principio del fin del bipartidismo. Es verdad que están en retirada, lo que nos queda a nosotros es perseguirles [...] No nos conformamos con esto, forman parte del problema, hay que echarlos”.
Durante la campaña electoral, Podemos utilizó la repercusión mediática de Iglesias, aunque en el acto de presentación de los candidatos, éste afirmó que aceptaba ponerse al frente del proyecto porque “por desgracia” las organizaciones de la sociedad civil “necesitan una cara conocida capaz de movilizar a la gente, que hable en su nombre”. Sin embargo, la campaña no ha estado exenta de voces críticas, que acusaron al proyecto de ser demasiado personalista. Esas críticas fueron aun más fuertes cuando Podemos decidió sustituir el logo del partido por uno con la cara de Iglesias.
De pie
Como un comediante ante una audiencia ávida de salidas ocurrentes, Iglesias desenfunda un discurso sólido, divertido y cargado de ironía. Suele enganchar diez minutos seguidos de speech duro de ultraizquierda, en el que parece que se olvida de respirar, pero lo matiza con dos o tres chistes que cautivan a quien lo escucha. Él mismo lo sabe: “Llevo muchos años con algunos compañeros dedicando todo el tiempo a pensar cómo podemos ganar utilizando el principal instrumento de socialización política en sociedades en que hemos sido absolutamente derrotados, que son los medios de comunicación. Mi presencia en los medios de masas, las cosas que digo, cómo las digo, son muchísimas horas de trabajo con compañeros para movernos en un terreno absolutamente hostil en el que la derrota ideológica e incluso física es total”.
Más allá de las formas, en el terreno ideológico Iglesias ha argumentado que los gobiernos de izquierda latinoamericanos constituyen el ejemplo de que es posible “hacer una gestión posneoliberal de la crisis”. En una entrevista con el canal Cubainformación, Iglesias destacó que el programa de reformas de Podemos es “posible y viable si vemos lo que ha pasado en los últimos años en América Latina”, donde “los resultados son espectaculares”.
El partido se ha encargado de destacar que su programa se preparó mediante un “proceso de elaboración colectivo”, en el que primero se recibieron aportes online a título individual, luego se incluyeron “enmiendas colectivas de los Círculos Podemos” y finalmente se hizo un referéndum online sobre las enmiendas.
Hacé tu propio programa
En su programa, Podemos propuso la reducción de la edad para la jubilación a 60 años y de la jornada laboral a 35 horas semanales, con el objetivo de “redistribuir equitativamente el trabajo y la riqueza”. Propone implementar una renta básica para todos los ciudadanos, que sería financiada con una reforma progresiva del IRPF y “la lucha contra el fraude fiscal”.
Además, los militantes de Podemos sugieren prohibir los despidos en empresas que obtienen ganancias y establecer un salario máximo vinculado proporcionalmente al mínimo. Asimismo proponen derogar las reformas laborales aprobadas durante la crisis y la última reforma de pensiones y supeditar las decisiones del Banco Central Europeo a las autoridades políticas. A nivel financiero, llevarán al Parlamento comunitario la idea de crear una Agencia Pública Europea de calificación que sustituya a las tres privadas actuales: Moody’s, S&P y Fitch. Por otra parte, entienden que debe establecerse una tasa sobre los beneficios bancarios para la reinversión productiva y la regulación pública de las tasas de interés.
En el plano de la actividad política, entienden que se debe reducir el salario de los cargos públicos, así como la duración de éstos. Por otra parte, aseguran que propondrán un principio de incompatibilidad entre el ejercicio de un cargo público y cualquier otra actividad remunerada.
Además, se pronunciaron por la “recuperación del control público” en sectores estratégicos como las telecomunicaciones, la energía, la alimentación, el transporte, la salud y la educación. Para Podemos, se deben eliminar los paraísos fiscales ubicados en territorio de la Unión Europea, aplicar “un IVA súper reducido para bienes y productos básicos”, introduciendo nuevo tipo de IVA que grave los bienes de lujo (con una tasa de entre 30% y 35%) y la reducción de dicho impuesto para los bienes culturales.
Proponen también la moratoria de la deuda hipotecaria sobre primeras viviendas de familias que tengan dificultades para afrontar el pago de los préstamos, y la paralización de todos los desahucios de primeras viviendas y locales de pequeños empresarios. Intentan así abordar uno de los problemas que estallaron con la crisis económica en España.