“Declaro que deja de existir el conocido como Subcomandante Insurgente Marcos, el autodenominado ‘subcomandante de acero inoxidable’”. Así cerró el sábado el subcomandante Marcos, figura emblemática del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un comunicado que fue enviado a los medios de comunicación. En el texto, relata la historia del EZLN desde que se dio a conocer, el 1º de enero de 1994, cuando declaró la guerra al Ejército mexicano. También fue ese día que Marcos surgió. A partir de entonces se convirtió en vocero del movimiento, siempre cubierto con un pasamontañas que impedía ver su cara. En los comienzos, relata el texto, la mirada de los periodistas presentes se detuvo “en el único mestizo que vieron con pasamontañas, es decir, que no miraron”.

Según su relato, fue así que empezó “una compleja maniobra de distracción, un truco de magia terrible y maravillosa, una maliciosa jugada del corazón indígena, la sabiduría indígena desafiaba a la modernidad en uno de sus bastiones: los medios de comunicación. Comenzó entonces la construcción del personaje llamado Marcos”, cuando sus “jefes y jefas” dijeron: “Sólo ven lo pequeños que son, hagamos a alguien tan pequeño como ellos, que a él lo vean y que por él nos vean”.

El texto relata un proceso de renovación dentro del movimiento y recuerda al indígena Jose Luis Galeano Solís Sánchez, asesinado el 2 de mayo, y afirma: “Es necesario que uno de nosotros muera para que Galeano viva”. Por ese motivo, explica, se decidió que “Marcos deje de existir”.

A principios de 2013, Marcos presentó a quien lo reemplazó como vocero del EZLN, el subcomandante Moisés, uno de los primeros indígenas tzeltales formados a lo largo de su vida por el movimiento.

El texto arranca con esta advertencia: “Tal vez al inicio, o en el transcurso de estas palabras, vaya creciendo en su corazón la sensación de que algo está fuera de lugar, de que algo no cuadra, como si estuvieran faltando una o varias piezas para darle sentido al rompecabezas que se les va mostrando. Como que de por sí falta lo que falta. Tal vez después, días, semanas, meses, años, décadas después se entienda lo que ahora decimos”. El texto dice que Marcos “nunca vivió” y sólo fue una “estrategia” para llamar la atención hacia la causa indígena, que resurge ahora con Galeano.