Una ley promulgada en Bélgica castiga con multas de 50 a 1.000 euros y con condenas de cárcel de hasta un año a quienes realicen comentarios sexistas o propuestas sexuales en la calle. “Es la primera vez en el mundo que una ley define legalmente el sexismo”, dijo la ministra de Interior e Igualdad de Oportunidades, Joëlle Milquet, quien agregó que “esta ley proporciona, por fin, un apoyo claro a las víctimas, a menudo mujeres, al afirmar su libertad para moverse en el espacio público”.

Esta iniciativa tomó fuerza en el Parlamento belga después de que en 2012 la activista Sophie Peeters realizara el documental Femme de la Rue, protagonizado por ella, en el que muestra el acoso que puede sufrir una mujer en la calle, que incluye desde piropos de desconocidos hasta insistentes proposiciones sexuales.

Con la nueva ley se considerará acoso “todo gesto o comportamiento que tenga la clara intención de expresar desprecio hacia una persona por razón de su sexo, de considerarla inferior o de reducirla a su dimensión sexual y que comporte un grave daño a su integridad”. Pese a los aplausos que ha recibido la iniciativa, algunos juristas belgas han señalado que la ley es demasiado vaga a la hora de definir qué es acoso y que por eso podría generarse un conflicto con la libertad de expresión. Esta postura ha generado críticas de parte de quienes defienden la ley, que señalan que la libertad de expresión no debe amparar ni al sexismo ni a la discriminación.

La nueva norma fortalece a otra que existe en Bélgica desde 2007, conocida como “ley de género”, que castiga la incitación a la discriminación, la violencia y el odio por razones de género. Con la nueva ley el acoso callejero deja de ser considerado un acto de incitación para convertirse en un acto discriminatorio en sí mismo.

Otra particularidad de la ley es que castiga el acoso callejero aunque se trate de un hecho puntual, a diferencia del proyecto que se trabaja en España, en el que se considera acoso sólo aquel que se presenta de forma continuada y que prácticamente se convierte en acecho, informó el diario español La Vanguardia.

Según una encuesta de la organización civil belga Open Street Harassment, 80% de las mujeres de entre 12 y 30 años recibieron alguna vez un comentario agraviante o intimidante en las calles de su país.

Es de prever que surjan normas similares en todo el continente, ya que hay varias iniciativas en este sentido en países de la Unión Europea, que desde hace algunos años pide a sus miembros que legislen para castigar el acoso callejero.