Al levantamiento de pro rusos contra el gobierno de Ucrania en el este del país se sumó el viernes un foco de protestas similar en el sur, en la ciudad de Odessa, a orillas del Mar Negro. Mientras en el este continuaba la ofensiva de las tropas enviadas por el gobierno a Slaviansk y Kramatorsk, en Odessa los enfrentamientos entre partidarios de Kiev y pro rusos desembocaron en el incendio de un edificio en el que se habían refugiado estos últimos, y en el que murieron 40 personas.

Kiev declaró un duelo nacional sábado y domingo después de estos incidentes, que fueron los más mortales desde que una coalición de partidos y organizaciones pro europeas y opuestas al peso que había ganado Rusia en Ucrania tomó el poder en medio de manifestaciones masivas y derrocó al presidente Viktor Yanukovich. Las autoridades transitorias de Kiev buscan ahora legitimarse con elecciones previstas para el 25 de mayo.

Sin embargo, en el este, donde 40% de la población es de origen ruso y la lengua rusa es la más utilizada, algunos no ven ese cambio con buenos ojos y tienen miedo de que sus derechos no sean respetados por el nuevo gobierno. En el sur la situación es similar, pero hasta el viernes no había habido incidentes importantes como en el este.

Ayer se supo que parte de los detenidos el viernes (que fueron 67, pro rusos y pro ucranianos) habían sido liberados por la Fiscalía de Odessa “por exigencia de los manifestantes”. Otros detenidos fueron liberados ayer en la violenta toma de la comisaría de la ciudad por pro rusos. El mismo día esa localidad recibió la visita del primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, que responsabilizó a la Policía por lo ocurrido. “Si los órganos de seguridad funcionaran, entonces esos terroristas deberían haber sido neutralizados”, dijo, e instó a la Fiscalía a “encontrar a todos los cabecillas y organizadores” de los disturbios. Además acusó de corrupción a la Policía. La lucha contra esta última es una de las principales banderas de las nuevas autoridades de Kiev.

“Hubo docenas de bajas a raíz de una acción bien preparada y organizada contra Ucrania y contra Odessa”, dijo también Yatseniuk en referencia a lo ocurrido el viernes en esa ciudad, y acusó a Rusia de estar apoyando en la sombra a los milicianos sublevados contra su autoridad. Además rechazó las acusaciones rusas de que su gobierno está causando un derramamiento de sangre en el este con su operación para recuperar el control de una serie de ciudades en manos de pro rusos. “El proceso de diálogo había comenzado, sólo fue ahogado por el sonido de los disparos de rifles automáticos de producción rusa”, dijo.

La denominada “operación antiterrorista” que Kiev lanzó en el este parecía estar suspendida ayer. Pero la situación se mantenía muy tensa luego de los combates del sábado. Éste era el caso, en particular, en la región de Donetsk, donde las nuevas autoridades pro rusas declararon su autonomía bajo el nombre de República Popular de Donetsk y convocaron un referéndum el próximo domingo para confirmarla. Sin embargo, según sondeos del Instituto Internacional de Sociología de Kiev, sólo 27,5% de la población apoya la posibilidad de ser parte de Rusia, aunque sí quieren que el presidente ruso, Vladimir Putin, los apoye. Incluso algunos habitantes de esa región lamentan que Rusia no los defienda de los operativos militares de Kiev.