Los dos grandes rubros en los que el gobierno chileno, que asumió en marzo, no logró cumplir las metas anunciadas para sus primeros 100 días de gestión son los referidos a la cultura y a los pueblos indígenas. En el portal del gobierno en el que se puede ver el avance de esas medidas (cumplimiento.gob.cl), aparecen como pendientes los siguientes cinco puntos: ingresar el proyecto de ley que crea el Ministerio de Cultura y Patrimonio; enviar el proyecto de ley que da el rango de ministro al director de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena; enviar un proyecto de ley que crea el Ministerio de Asuntos Indígenas; enviar un proyecto de ley que crea el Consejo de Pueblos Indígenas y, por último, dar a conocer la agenda para el desarrollo de los pueblos originarios, que incluirá las áreas de educación, salud, tierras y desarrollo productivo, entre otras.

Por lo tanto, el gobierno de Michelle Bachelet cumplió 51 de las 56 medidas que se había propuesto, lo que implica un logro de 91%, según calculó.

El miércoles, la mandataria se alegró de haber alcanzado una cifra de cumplimiento tan alta (su primer gobierno, que asumió en 2006, sólo había cumplido 63,9% de las 36 promesas que había hecho entonces). “Los cambios para nuestro país, incluidas las grandes transformaciones estructurales como la reforma tributaria, la educacional, y más adelante, una nueva Constitución, ya están en marcha. Ésa es la voluntad que queremos darle a un proyecto que ha nacido de la ciudadanía”, dijo en un acto en presencia de parlamentarios y ministros de su gobierno, donde recordó que esas primeras medidas son “respuestas a la urgencia” de los problemas que afectan a la ciudadanía.

Respecto de las cinco medidas que quedaron en el debe, Bachelet explicó que “es porque van a ser sometidas a consulta con los pueblos indígenas antes de ser cumplidas, tal como lo exigen los tratados internacionales”. En noviembre, días antes de su elección y un mes después de que se hayan anunciado las metas, se publicó un decreto que regula la consulta a los pueblos indígenas antes de hacer reformas que los afecten, medida que se tomó para adecuar la normativa chilena al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. Por lo tanto, la presidenta pidió: “Hagamos las cosas bien y abramos las consultas”.

Ignacio Walker, el líder de la Democracia Cristiana (DC), la organización política más a la derecha dentro de la coalición de gobierno, que en su otro extremo tiene al Partido Comunista, se refirió a las críticas que hizo su partido a varias reformas impulsadas por Bachelet, en particular la reforma tributaria (que apunta a un mejor reparto de la riqueza) y a la de educación (los proyectos enviados hasta ahora no se refieren a la educación terciaria y universitaria, pero apuntan a eliminar el lucro y la discriminación desde la educación inicial). Luego del acto en el que Bachelet hizo su balance, Walker dijo a la prensa: “Entendemos que ser leales es ayudar a mejorar, a perfeccionar, como la propia presidenta ha dicho en reiteradas oportunidades. Por ejemplo, en la reforma tributaria, para tener una buena reforma tributaria, y en la reforma educacional, para tener una buena reforma educacional, en ambos casos teniendo en mente a la clase media chilena”.

El diputado de la opositora Renovación Nacional (RN), José Miguel Edwards, cuestionó “las cifras que está dando el gobierno” y también “la forma en la que se está cumpliendo”. Advirtió que algunas reformas se llevan a cabo “de manera inconsulta, como la reforma tributaria”, ya que el gobierno se apoyó en su propia mayoría para aprobarla en Diputados, aunque ahora se está dando un debate mayor en la cámara alta, donde volverá a ser estudiada el 2 de julio. Consideró que “otras” están “incompletas, como la reforma educacional”, en referencia a que las medidas impulsadas sólo van de la educación inicial hasta el liceo.

Otra diputada de RN, Paulina Núñez, opinó que al tratarse de “reformas estructurales” que van a regir “por décadas”, “lo mínimo” sería “hacer acuerdos y no pasar la aplanadora creyendo que porque tienen la mayoría, la mitad de los chilenos puede quedar sin representación y sin voz”.

Por su parte, el presidente de la también opositora Unión Demócrata Independiente, el diputado Ernesto Silva, dijo que los 100 primeros días del segundo gobierno de Bachelet “han sido 100 días malos para la clase media chilena”, y que “estos 100 días de ideología” se “han hecho súper largos” para los chilenos, porque lo que se instaló “en pocos meses es mucho ruido, poco avance y mucha incertidumbre”.