El Mundial trajo aparejada una alta actividad diplomática para la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. La canciller alemana, Angela Merkel, y el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, viajaron al país anfitrión para ver a las selecciones de sus países y aprovecharon el viaje para reunirse con Rousseff. En ambos encuentros estuvo presente el tema del espionaje de Estados Unidos a varios países.

Mientras la pelota rueda se suceden en Brasil anuncios políticos, de alianzas electorales y proclamación de candidatos presidenciales. El Partido Social Cristiano, el Partido Verde y el Partido Socialista de los Trabajadores Unificados, que reúnen 2% de intención de voto, hicieron sus designaciones, al igual que el Partido de la Social Democracia Brasileña, el principal de la oposición, que cuenta con una intención de voto cercana a 20%. Este partido confirmó al senador Aécio Neves como su candidato.

Pero la presidenta, que ya fue ratificada como candidata por el Partido de los Trabajadores, y que a su vez ya confirmó la renovación de la alianza con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, no se está dedicando en estos días a la política partidaria.

Rousseff se ha concentrado en mantener reuniones bilaterales con quienes viajan a su país a ver el Mundial. El lunes fue el turno de Angela Merkel, que después de presenciar la goleada de la selección de su país ante Portugal se dirigió a la residencia oficial de Rousseff en Brasilia, el Palacio de Alvorada. Ambas mandatarias, ubicadas en los primeros lugares de las listas de mujeres más poderosas del mundo, renovaron la alianza que formaron en 2013 para enfrentar las prácticas de espionaje que Estados Unidos dedicó a las dos, y a la población y empresas de sus países.

Las presidentas presentaron ese año ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una resolución para reprochar a Estados Unidos su actuación y un proyecto para acordar en ámbitos internacionales un marco para el funcionamiento de internet, que sigue los lineamientos del Marco Civil de Internet aprobado recientemente en Brasil. Este proyecto fue aprobado en la Asamblea General del organismo, pero aún no se han dado pasos hacia su reglamentación. En paralelo, Merkel y Rousseff comenzaron a planificar el tendido de un cable submarino entre América Latina y Europa, a fin de que las comunicaciones entre ambos continentes sean a través de ese cable y no de los que pasan por suelo estadounidense.

Sobre los pasos dados en la ONU, Rousseff aseguró el lunes que considera a ese proyecto “sumamente importante”, mientras que Merkel agregó que está “contenta” por haber “iniciado la discusión sobre los derechos de las personas, como el derecho a la privacidad”. La gobernante agregó: “Pienso que podemos continuar con esta cooperación”.

Lo que no formó parte de la reunión fue la reciente revelación de la revista alemana Der Spiegel, que basándose en documentos de Edward Snowden informó que Alemania permitió que se instalara en su territorio una base de recolección de datos de espionaje en la que trabajaban la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, los Servicios de Inteligencia alemanes y también los británicos. Desde allí se espiaba a sospechosos de terrorismo y luego se mandaban oficiales al terreno para verificar que pertenecieran a grupos insurgentes. Según Der Spiegel, el trabajo de Inteligencia condujo a que fueran asesinados unos 40 terroristas del norte de África.

Segundo plato

Ayer Rousseff recibió al vicepresidente estadounidense, Joe Biden, quien antes de pisar suelo brasileño admitió que “las revelaciones sobre programas de Inteligencia de Estados Unidos generaron preocupación en los gobiernos de todo el mundo, incluyendo el gobierno y el pueblo brasileños”.

La de Biden y Rousseff es la primera reunión de este tipo desde que se supo que Estados Unidos espió a la mandataria, a Petrobras y a varios ministerios, revelaciones que llevaron a la brasileña a cancelar una visita de Estado a la Casa Blanca.

No trascendió mucho sobre lo conversado en la reunión, ni tampoco sobre qué requiere el gobierno brasileño para terminar de normalizar las relaciones. Consultada sobre este punto días atrás, Rousseff dijo que “todavía es necesario que haya por parte de Estados Unidos una fuerte señal de que estas cuestiones no se repetirán”.

Antes del encuentro entre Rousseff y Biden, fuentes gubernamentales habían indicado a O Globo que el tema del espionaje estaría presente en esa reunión, aunque no sería central. Antes de encontrarse con la presidenta, Biden dijo que estaba “confiado” en que ambos países superarían el traspié en sus relaciones, y al salir aseguró que la reunión fue “óptima”.