El tribunal de Minia, en el centro de Egipto, confirmó la condena a muerte de 183 partidarios de Mursi, afines a los Hermanos Musulmanes, organización declarada terrorista por el gobierno. Entre los sentenciados está Mohamed Badie, el máximo dirigente de esa organización sunita, que en 2011 había alcanzado la presidencia en elecciones con la candidatura de Mursi.

Por el mismo caso, 683 personas habían sido condenadas a muerte en abril, acusadas de participar en el ataque a una comisaría el 14 de agosto de 2013. Ese mismo día, unos 700 manifestantes a favor de Mursi murieron en un violento desalojo a cargo de policías y militares.

Luego de que esas condenas fueran sometidas al dictamen no vinculante de la máxima autoridad religiosa de Egipto, el gran muftí Shauki Alam, a cuatro condenados se les conmutaron sus penas por cadena perpetua, y otros 496 fueron absueltos, informó la agencia de noticias AFP, que citó al fiscal general Abdel Rahim Abdel Malek.

Ayer, la agencia de noticias Efe informó que la Fiscalía presentó un recurso ante el Tribunal de Casación contra el fallo, tanto por las absoluciones como por las sentencias a muerte y a cadena perpetua, “para proteger el buen ejercicio de la justicia y una aplicación correcta de la ley”.

Horas antes de que se anunciara esa intención de la Fiscalía, el secretario de Estado estadou-
nidense, John Kerry, llegó por sorpresa a El Cairo. Allí se reu-nió con varios altos funcionarios egipcios y con el presidente, Abdel Fatah al Sisi. Antes de este encuentro, Estados Unidos anunció que hace diez días se levantó en parte la suspensión de su cooperación militar con Egipto. Esto supone una inyección de 570 millones de dólares para el país.

Además, Kerry dijo que confía en que Estados Unidos vuelva a ofrecer la “cantidad total” (unos 1.300 millones de dólares) de la ayuda que se le entregaba a Egipto antes de que Mursi fuera derrocado, en julio de 2013, porque “existen fuertes razones para que esto suceda”.

Al llegar, el jefe de la diplomacia estadounidense había destacado la importancia de una estrecha cooperación con Egipto para la estabilidad regional y la “lucha contra el terrorismo”. Además, consideró que mantener lazos estratégicos con este país tiene un “efecto positivo” en Medio Oriente, y permite “afrontar amenazas comunes como el terrorismo”, aseguró un comunicado de la cancillería egipcia. En paralelo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió ayer que la amenaza planteada por los insurgentes sunitas en Irak podría extenderse a otros países de la región, y dijo que era necesario estar “alerta”.

A pesar del apoyo de Wa-shington a Al Sisi, Kerry también emitió críticas para Egipto. Después de su reunión con el gobernante egipcio, dijo, en rueda de prensa, que tiene la impresión de que su interlocutor “está comprometido con la revisión de las legislaciones de derechos humanos y de la Justicia”. El funcionario estadounidense ya había dicho que Washington no comparte la postura del gobierno de El Cairo acerca de los Hermanos Musulmanes, porque entiende que ésta divide a la sociedad egipcia.