Un comunicado de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció ayer la situación que enfrentan la población y el personal de salud en Gaza, e informó que dos paramédicos murieron y otros dos sufrieron heridas cuando intentaban trasladar heridos. “La versión oficial es que el objetivo de la ofensiva terrestre [israelí] es destruir los túneles [de Hamas], pero lo que vemos en el terreno es un bombardeo indiscriminado. Quienes están muriendo son civiles”, afirmó en el comunicado Nicolas Palarus, uno de los coordinadores de MSF en Gaza. Otra coordinadora, Audrey Landmann, dijo que “la mitad de los que ingresan en urgencias son niños”.

El comunicado confirma los reportes de distintos corresponsales de prensa en Gaza. Habla de refugios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “abarrotados” y en condiciones de higiene “preocupantes”, de hospitales que funcionan con dificultad porque se quedan sin insumos o porque la población no puede llegar hasta ellos debido a los bombardeos, que también impiden que los médicos acudan a atender a los heridos. “El personal sanitario y las estructuras de salud deben ser respetadas, y no debe haber ataques contra ambulancias u hospitales o en sus inmediaciones”, reclamó Palarus.

El hospital Al Aqsa, en el centro de Gaza, fue ayer el objetivo de un ataque de artillería de tanques israelíes. Murieron cuatro personas y 70 sufrieron heridas, informó a la prensa el portavoz del Ministerio de Salud de la franja, Ashraf al Qedra. El funcionario también actualizó el número de víctimas que dejó la operación Margen Protector, desde que fue lanzada por Israel el 8 de julio. Los muertos en Gaza sumaban en la tarde de ayer 548, de los cuales 120 eran niños y dos tercios civiles. A ellos se suman 3.000 heridos y decenas de miles de desplazados.

Acerca del ataque al hospital, un comunicado de prensa de Israel afirmó que “una investigación inicial sugiere que había un depósito de proyectiles antitanque almacenados en un vecindario aledaño”, y que “ese depósito fue exitosamente alcanzado por las fuerzas del Ejército israelí”. Además, en el comunicado, el Ejército acusa una vez más a Hamas de “emplear de forma sistemática viviendas, hospitales y mezquitas en Gaza” para actividades violentas.

Una mezquita de la ciudad de Jan Yunis fue ayer blanco de un ataque israelí que dejó decenas de heridos, y el bombardeo contra un edificio de seis pisos en la ciudad de Gaza mató a 11 personas, entre ellas cinco niños, informaron las agencias de noticias Reuters y Efe. Esta última comparó las bombas que caen sobre la franja con terremotos, y describió que “hacen que los edificios tiemblen a kilómetros de la explosión”.

Ayer MSF pidió a Israel el “cese inmediato de los bombardeos a los civiles atrapados en la Franja de Gaza”. Los llamados al cese de la violencia, en su mayoría destinados por igual a Israel y a Hamas, se repetían. Los hicieron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el Consejo de Seguridad de esa organización y varios gobiernos. Desde que se lanzó esta ofensiva, del lado israelí murieron un civil que repartía golosinas entre soldados, un beduino alcanzado por un cohete lanzado desde Gaza y 25 soldados.

“Nos preocupa seriamente el creciente número de muertos civiles palestinos y la pérdida de vidas israelíes”, dijo el presidente estadounidense, Barack Obama, que envió a El Cairo a su secretario de Estado, John Kerry, a trabajar en un cese del fuego. También Nabil al Arabi, secretario general de la Liga Árabe, viajó a Egipto con ese objetivo, y en las gestiones participó el canciller egipcio, Sameh Shukri. Su país había presentado una propuesta de acuerdo de cese del fuego, y ayer informó que no tiene intención de modificarla, como exige Hamas. Este movimiento reclama que se liberen presos palestinos detenidos recientemente y el fin del bloqueo a la franja por parte de Israel.

“Nuestras exigencias son claras, verdaderas y justas. Es hora de que esta guerra y el bloqueo de ocho años acaben de una vez por todas, y de que los prisioneros arrestados en Cisjordania sean liberados”, dijo el dirigente de Hamas y ex primer ministro en Gaza Ismail Haniye. “Hay casas que no tienen agua potable, los cruces están cerrados, no tenemos electricidad o sólo tenemos unas pocas horas al día, nuestros índices de pobreza y desempleo son los más elevados”, dijo.

Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que la ofensiva va a seguir hasta que los israelíes estén seguros, informó Efe. El gobernante, que se propone destruir túneles y lanzaderas de cohetes de Hamas, agregó: “En nombre del pueblo israelí les digo a todos nuestros soldados en el campo de batalla que estamos orgullosos de su fortaleza de espíritu y rezamos por su seguridad. La campaña militar es compleja y enfrentará momentos difíciles, pero soy optimista en que juntos podremos alcanzar los objetivos que nos fijamos”.