El PSOE eligió por primera vez en sus 135 años de historia a un secretario general por voto directo de sus afiliados. Esta votación fue en sí misma un intento del partido de devolver el entusiasmo a sus militantes. Más difícil es concluir qué tipo de señal dieron éstos al elegir ayer al diputado madrileño Pedro Sánchez como secretario general. El dirigente, que tiene 41 años (más o menos el mismo tiempo que tiene de militante Pérez Rubalcaba), recibió 49% de los votos.

Sánchez se presentó como un representante de las bases y un fuerte defensor del sistema de voto directo puesto en práctica ayer. Recorrió España durmiendo en casas de militantes, encabezó 50 actos, dio más de 100 entrevistas y logró una fuerte presencia en las redes sociales.

Durante la campaña se pudieron percibir escasas diferencias entre las posiciones de este dirigente y los otros candidatos, todos ellos unidos por el discurso acerca del “cambio”. Uno de sus rivales fue el diputado vasco de 38 años Eduardo Madina, que tuvo 36% de apoyo y se presentaba como el recambio generacional. El otro fue José Antonio Pérez Tapias, un ex diputado y profesor de filosofía de 59 años, nacido en Sevilla, que recibió 15% de los votos y que era identificado como el candidato del ala izquierda del PSOE.

“Sólo los matices separan a los tres candidatos a liderar el PSOE”, señalaba el diario madrileño El País al comparar las respuestas de los tres dirigentes a una serie de preguntas planteadas por el medio. En esa consulta, los tres coincidieron en que hay que dejar atrás acuerdos firmados por el país con el Vaticano, que brindan ventajas económicas a la Iglesia Católica, para avanzar hacia una España laica; se declararon partidarios de eliminar los símbolos religiosos de los actos oficiales y opinaron que la religión no debe incluirse en la educación curricular. Estuvieron de acuerdo también en que hay que ajustar características de las autonomías regionales, pero siempre con el modelo de un Estado federal. Defendieron a Juan Carlos de Borbón pero cuestionaron los fueros que le dio el gobernante Partido Popular (PP) cuando abdicó, del mismo modo que criticaron otras iniciativas oficialistas.

Cada voto

La participación en estas primeras internas del PSOE fue de 66,14% de los 200.000 afiliados, quienes se reparten en forma desigual por el territorio de España. Por ejemplo, Andalucía es la región con mayor representación dentro de la estructura del partido, porque es la que tiene la mayor cantidad de afiliados, y fue determinante en la elección de Sánchez, que ganó en esa comunidad autónoma con 61,27% de los votos. También fue el más votado en el País Vasco, Valencia, Galicia y Madrid, entre otras comunidades, y el que más votos recibió de los españoles residentes en países de América, informó El País. Por su parte, Madina, que felicitó a Sánchez y a todos los militantes que hicieron “historia” ayer, fue el más votado en varias comunidades, entre ellas Cataluña, Asturias y Extremadura.

La dirigencia del PSOE tenía miedo de que en estas internas no se llegara a sumar tantos votos como la cantidad de adhesiones (unas 76.500) que presentaron los tres dirigentes como aval de sus candidaturas. Finalmente, el número fue muy superado, con una participación de más de 60% en un total de 200.000 afiliados, lo que significó más de 120.000 votos. De este modo, el sistema de voto directo -que tampoco habían aplicado otros partidos con peso en todo el país- consiguió pasar la prueba y lograr la legitimidad que el PSOE esperaba. Ahora está previsto que en un congreso el partido ratifique -el 25 y 26 de julio- al nuevo secretario general.

Sánchez llega a un PSOE que está en la oposición desde 2011. Ese año sumó dos derrotas fuertes: perdió las municipales de mayo, en las que retrocedió en distintos puntos del mapa de España y quedó debajo del PP por unos diez puntos porcentuales, y también perdió en noviembre, en las elecciones en las que Mariano Rajoy se convirtió en presidente del gobierno. El PSOE no se recuperó de esa derrota, y hace dos meses recibió apenas 23% de los votos en las elecciones europeas.

El avance del conservador PP no es el único desafío para el PSOE, que enfrenta también la pérdida de militancia en favor de agrupaciones de izquierda tradicionales, como Izquierda Unida, o nuevas, como Podemos. Este problema político estaba en la cabeza de más de un dirigente, y según citó el periódico digital Público, la presidenta de la Junta de Andalucía y referente del partido, Susana Díaz, destacó que ahora los socialistas tienen que trabajar para “ser la alternativa de izquierda” y así “volver a gobernar en España lo antes posible”, porque “los ciudadanos no pueden esperar”.