La encuesta mensual de la firma francesa Ifop, publicada el domingo por el semanario francés Le Journal du Dimanche, indica que el apoyo a la gestión de Manuel Valls, primer ministro desde abril, bajó nueve puntos porcentuales y se sitúa en 36%, 20% menos que hace tres meses. El respaldo que recibe Hollande es de apenas 17%.
El sábado, en una entrevista publicada en el diario Le Monde, el ministro de Economía, conocido por decir lo que piensa sin muchos reparos, dijo que “la sociedad está irritada. Hay que [...] responder a sus demandas. Es el momento de reaccionar”. Así respondió Montebourg a la intención de Hollande y de Valls de “mantener el rumbo”, a pesar de que el crecimiento económico francés está estancado desde hace seis meses.
“La reducción a marcha forzada de los déficits es una aberración económica, porque agrava el desempleo; es un absurdo financiero porque dificulta el restablecimiento de las cuentas públicas; y es un cinismo político porque tira a los europeos en brazos de los extremos”, advirtió Montebourg. También dijo que “si hay que alinearse con la derecha alemana más extrema”, esto significaría que “cuando los franceses votan por la izquierda francesa, en realidad votan por aplicar el programa de la derecha alemana”, favorable a las políticas de austeridad.
Al día siguiente el ministro de Economía organizaba la Fiesta de la Rosa, un evento anual del socialismo que se celebra en su feudo electoral, Frangy-en-Bresse. Uno de sus aliados dentro del Ejecutivo, el titular de Educación, Hamon, fue el invitado de honor y mostró su apoyo a Montebourg y a los llamados “diputados revoltosos”, que integran el socialismo pero se oponen a la política económica.
En respuesta, ayer de mañana la presidencia francesa anunció que Valls había presentado la renuncia de su gabinete. Al asumir, el primer ministro había prometido que, a diferencia de su antecesor, Jean-Marc Herault, no toleraría ni debates públicos entre ministros ni críticas a la línea impuesta por él y el presidente.
Montebourg se reunió con Valls y después anunció que “recuperó su libertad”. También reiteró sus advertencias. Dijo que se está “hundiendo la economía”, que “seguir por ese camino sería poner en peligro a la República” y que, como ministro, él debía “decir que las políticas de austeridad no funcionan y además son injustas” porque “agravan los déficits”. Agregó que “el mundo entero” les pide a Francia y a la Unión Europea (UE) que terminen con esas políticas “absurdas”.
La que era hasta ayer ministra de Cultura, Aurélie Fillipetti, anunció en una carta pública a Valls y Hollande que no era “candidata” a seguir en el cargo, y que prefería ser “leal a sus ideales”. La dirigente se preguntó: “¿Ahora deberíamos pedir disculpas por ser de izquierda?”.
También el ministro Hamon dijo que abandonaba el cargo, aunque el año escolar empieza la semana que viene. Valls quería mantenerlo en el gabinete porque había logrado una aceptación poco usual por parte de los sindicatos. “La deflación amenaza y [la canciller alemana] Angela Merkel es ahora minoritaria [en su defensa de la austeridad dentro de la UE]”, dijo el titular de Educación renunciante.
Está previsto que Valls anuncie su nuevo gabinete hoy. En tanto, el Frente Nacional, algunos dirigentes de la derechista Unión por un Movimiento Popular e incluso algunos representantes del extremo izquierdo del tablero político reclamaron ayer la disolución de la cámara baja y elecciones anticipadas en respuesta a la división del oficialismo. Esa ruptura interna crece desde hace meses y la ex ministra de Vivienda de Hollande Cécile Duflot, destacada dirigente de los verdes franceses, acaba de publicar un libro llamado Desde adentro. Viaje al país de la desilusión.