Después de la tregua entre el gobierno israelí y el movimiento islamista Hamas, la situación en Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza está retornando a la normalidad. Chile, Brasil y Perú anunciaron que enviarán nuevamente a Israel a sus embajadores, a los que habían llamado a consultas durante el conflicto.

En Gaza se siguen evaluando los daños causados por el enfrentamiento, que según las autoridades locales dejó a 17.000 familias sin hogar porque sus casas quedaron destruidas, y más de 5.000 inmuebles necesitarán reparaciones que implicarán más de un año de trabajo.

En Cisjordania la Policía israelí declaró “zona militar cerrada” una parte del barrio de Nablus alegando “razones de seguridad”, por lo que no se puede entrar ni salir, y se establecieron nuevos puntos de control. Este régimen se dispuso después de que el miércoles policías israelíes dispararan contra una escuela cercana gas lacrimógeno y bombas de estruendo porque desde allí les estaban tirando piedras. En los últimos días fueron detenidos 16 palestinos en Cisjordania y fueron demolidas seis casas palestinas en los alrededores de Jerusalén. Según las autoridades israelíes, esas viviendas habían sido construidas sin autorización. En lo que va de 2014 fueron destruidas 377 casas palestinas, que dejaron a 752 personas sin hogar, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El presidente palestino, Mahmud Abbas, emprendió iniciativas en estos últimos días dirigidas a que la normalidad de los palestinos deje de ser ésta. La principal es la decisión de que el 15 de setiembre se presentará al Consejo de Seguridad de la ONU una propuesta para que se ponga una fecha de fin a la ocupación israelí en Cisjordania y para la proclamación del Estado palestino. Si esa solicitud es rechazada, la Organización para la Liberación de Palestina llevará ante la Corte Internacional una denuncia para que se responsabilice a las autoridades de Israel por la devastación de la Franja de Gaza. Así lo informó en una entrevista a la agencia de noticias palestina Ma’an Nabil Shaat, un miembro del comité ejecutivo del Al Fatah, la organización política de Abbas.

El propio presidente palestino confirmó ayer una noticia que había difundido de mañana el diario jordano Alghrad: él y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tuvieron una reunión cara a cara antes de que se firmara el alto el fuego que entró en vigor el martes. “El primer ministro de Israel [...] ha aceptado el establecimiento del Estado y me ha dicho que por delante sólo queda que los negociadores delimiten en detalle las fronteras de 1967”, aseguró Abbas sobre lo conversado en ese encuentro. “No aceptaremos que la negociación sea parcial [...], sino un acuerdo global sobre las fronteras”, advirtió, y agregó que los palestinos esperarán “un día, una semana o un mes”, pero no “otros 20 años”.

Sin embargo, también Netanyahu se pronunció ayer, y en un comunicado negó que él hubiera aceptado la creación del Estado palestino con las fronteras de 1967. Un comunicado de la oficina del primer ministro dijo: “Eso nunca pasó”.

Por su parte, el líder de Hamas, Khaled Meshal, advirtió que si fracasan las conversaciones entre israelíes y palestinos, que comenzarán en un mes como parte del acuerdo al que se llegó para el alto el fuego, el movimiento islamista palestino volverá al enfrentamiento armado.