Dos explosiones ocurridas ayer en un mercado al aire libre lleno de gente, en la localidad de Potiskum dejaron siete muertos y 48 heridos. Un día antes, el sábado, en otro mercado de la localidad de Maiduguri, otro ataque similar fue atribuido por testigos a una niña de no más de diez años, que detonó una carga explosiva que llevaba con ella y dejó 20 personas muertas y 18 heridas, informó la agencia de noticias Efe. Los dos atentados fueron cometidos en el norte del país, donde es fuerte el grupo Boko Haram.

El gobierno de Nigeria ya estaba al tanto de que Boko Haram estaba dispuesto a utilizar niñas para sus atentados. Según informó el periódico Jeune Afrique, en julio las autoridades encontraron a una niña de diez años que llevaba explosivos adosados a su cuerpo, y al mes siguiente detuvieron a otras dos, de la misma edad, antes de que sus cargas fueran detonadas. Según dijo un testigo a la agencia de noticias Reuters, también en el ataque de ayer fueron utilizadas niñas, pero el dato no fue ratificado por otras fuentes.

A estos atentados se sumaron varios otros en Nigeria en los últimos días. El sábado un coche bomba mató a dos personas cuando explotó frente a una comisaría de Potiskum. Esta localidad del estado de Yobe es una de las varias que han sufrido la violencia de Boko Haram en los últimos meses. Allí, en noviembre, una bomba en un liceo dejó 48 muertos y 79 heridos, en su mayoría estudiantes. Aunque Boko Haram no reivindicó el ataque, las sospechas se dirigen hacia el grupo, cuyo nombre quiere decir “la educación no islámica es pecado”, porque ha cometido otros actos violentos en la zona y otros atentados contra centros educativos.

El sábado 3, supuestos integrantes de Boko Haram secuestraron 40 niños y jóvenes en la localidad de Malari, en Borno. Este estado, junto a Yobe y Adamawa, son la zona de mayor actividad de esta milicia que quiere aplicar la ley islámica en Nigeria, un país de mayoría musulmana en el norte y cristiana en el sur.

“No dispararon ni atacaron a nadie. Nos pidieron [a los varones] que nos reuniéramos frente al ayuntamiento y empezaron a predicar”, dijo un hombre de Malari acerca del día del secuestro, según informó Efe. El testigo, que dijo llamarse Garba, agregó que “cuando terminaron de predicar, obligaron a unos 40 jóvenes de entre 10 y 23 años a que se fueran con ellos”. Garba huyó, al igual que otras personas de la zona, donde ese mes fueron secuestrados unos 200 pobladores.

La incapacidad de las autoridades para detener a los responsables de estas acciones ha recibido críticas dentro y fuera del país, en particular desde que en abril fueron secuestradas unas 200 adolescentes de una escuela de la localidad de Chibok que todavía no fueron localizadas.

Las críticas crecieron cuando el miércoles fueron asesinadas cientos de personas en la localidad de Baga, en el noreste. Cuando los milicianos atacaron, el Ejército apenas se enfrentó a ellos. Muchos de los militares a cargo de la seguridad de la zona habían huido antes, el sábado 3, cuando sufrió un ataque la base en la que se encontraban.

Los testigos en Baga hablaron de cientos de hombres armados y de cientos de cadáveres en las calles, de comercios y viviendas prendidos fuego y de aldeas quemadas y saqueadas. La zona, a orillas del lago Chad, quedó bajo control de los milicianos.

Ayer un portavoz del Ejército, Chris Olukolade, dijo que ese ataque fue “el más mortífero” cometido por Boko Haram desde 2009, cuando comenzó a enfrentarse a las fuerzas estatales. Se estima que desde entonces el grupo mató a más de 15.000 personas. Olukolade pidió “a todo el mundo que colabore contra el mal de Boko Haram, en vez de denigrar a aquellos que trabajan para derrotarlo”, informó Efe citando al diario de Nigeria PM News. “El Ejército nigeriano no ha renunciado a Baga ni a otras localidades donde la actividad de los terroristas prevalece”, dijo el vocero.

El gobierno no dio un número oficial de muertos en Baga, que autoridades locales estiman en cientos y algunas fuentes elevan a 2.000. Pero sí se conoció otra cifra de afectados por este conflicto: según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, más de 7.000 personas huyeron desde esa zona hacia Chad en los últimos días.

El director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, llamó ayer a actuar rápido para detener la violencia contra los niños en el norte de Nigeria, mientras que el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se declaró “horrorizado” por las informaciones sobre la muerte de “cientos de civiles” en Baga y por el atentado de Maiduguri del sábado. Así lo manifestó en un comunicado en el que dijo que la organización internacional está a disposición para ayudar al gobierno nigeriano a “poner fin a la violencia”.