En 2013 un libro reveló que Steeve Briois, entonces secretario general del Frente Nacional (FN), actual alcalde y diputado europeo por ese partido, vivía en pareja con un hombre, algo que él no confirmó ni negó. A mediados de diciembre, la revista Closer publicó un reportaje de ocho páginas en el que expuso que Florian Philippot, vicepresidente del FN y mano derecha de la presidenta del partido, Marine Le Pen (hija de Jean Marie), mantiene una relación amorosa con un hombre. La publicación, la misma que reveló en el pasado la relación del presidente François Hollande con una actriz, Julie Gaillet, no publicó la identidad de la pareja de Philippot, pero sí informó que es un periodista de televisión.
Días después, Marine Le Pen presentó un nuevo recluta de su corriente dentro del partido, la Agrupación Azul Marino (Rassemblement Bleu Marine, RBM). Se trataba de Sébastien Chenu, ex secretario nacional de la UMP y fundador de Gaylib, una organización de defensa de los derechos de los homosexuales.
Al anunciar su ingreso al partido como corresponsable de Cultura en esa corriente y futuro candidato para las elecciones departamentales de marzo, tanto Chenu como Le Pen admitieron diferencias. Le Pen reiteró que quiere “revisar” la ley que permite el matrimonio entre homosexuales y “mejorar” la unión civil, mientras que Chenu está a favor de estas dos formas de unión tal como existen.
El dirigente dijo que dejó la UMP debido al cambio de postura del ex presidente francés y actual líder de ese partido, Nicolas Sarkozy, que en un acto de partidarios de la derogación de la ley de matrimonio se alineó con esa postura. El ex presidente francés se había tomado meses para definirse al respecto, a pesar de que era sabido que no era hostil a esas uniones.
Chenu destacó la “coherencia” de Le Pen acerca del matrimonio homosexual y prefirió insistir en la necesidad de no “someterse” a la autoridad de la Unión Europea y de buscar una alternativa a los partidos tradicionales (el socialista y la UMP) que apoyan al FN.
No todos los dirigentes del FN vieron con buenos ojos la llegada de Chenu. En la reunión de la directiva política celebrada el 12 de diciembre, Le Pen tuvo que levantar la voz para callar a los que se oponían al ingreso de Chenu; se enfrentó a uno de los viejos dirigentes del partido, Bruno Goldnich, pero también a dos nuevos integrantes del buró político. Uno fue su consejero, el geopolítico Aymeric Chauprade y líder de la bancada del FN en Bruselas, que alertó sobre el auge de la militancia en nombre de diversas comunidades dentro del FN. La otra fue su sobrina, la diputada Marion Maréchal-Le Pen.
Maréchal es una figura en ascenso en la fuerza política, y a pesar de su juventud -tiene 25 años- representa la línea dura y conservadora del FN y los intereses de su abuelo Jean-Marie (ver Unidos por ella). En una columna publicada pocos días después en el semanario Valeurs Actuelles, escribió: “La sexualidad no es un programa político, tampoco lo es el origen ni la religión. Prefiero ofrecerle a los nuevos franceses una identidad francesa orgullosa y exigente en vez de abandonarlos en una identidad sustituta”. Agregó: “Los seudorrepresentantes y defensores de esa concepción [la de identificarse según la sexualidad, el origen étnico o geográfico o la religión] participan de esa ‘estigmatización’ que denuncian y que es su lucrativo negocio”.
La sobrina de Le Pen es una de las principales opositoras internas a Philippot, al que se presentaba -ya antes de las revelaciones de Closer- como el responsable de la ausencia de Marine Le Pen en la marchas en contra del matrimonio homosexual.
“No es el primer homosexual del FN. Pero los demás no defienden abiertamente su causa, si es que se le puede llamar así”, dijo el consejero económico de Le Pen, Bruno Lemaire. Comparó el caso de Chenu con el de un edil municipal del FN, Maxence Buttey, expulsado por hacer proselitismo musulmán. “Si es musulmán, no es problema. Que haga proselitismo es problemático”.
El propio Chenu dijo que vio reacciones similares en la UMP por su activismo y le quitó importancia a la polémica. “Cuando éramos menos, era más fácil estar 1.000% de acuerdo […] La inmensa fuerza de nuestro partido es saber atraer gente de horizontes distintos”, valoró por su parte Le Pen.
Días después, consultado acerca de la postura del FN sobre la homosexualidad y la violación de su vida privada, Philippot dijo que su partido no es gay friendly y que tampoco fomenta el activismo en nombre de una comunidad, sino que es “french friendly”. El dirigente tuvo que aclarar también que no hay un lobby gay en su partido, algo que se ha denunciado en la interna del FN desde mucho antes de que lo obligaran a reconocer públicamente su homosexualidad.
Además, Philippot, al igual que Le Pen y quienes lo apoyan en el FN, denunciaron la “farandulización” de la política y defendieron una estricta separación entre vida política y vida privada. El vicepresidente del FN denunció a Closer, y el medio fue condenado el 24 de diciembre, en primera instancia, a pagar 20.000 euros de daños y perjuicios por haber violado su vida privada (por revelar la infidelidad de Hollande tuvo que pagar 15.000 euros). La revista apeló el fallo y argumenta que se trataba de una información de interés general, algo que niega la inmensa mayoría del espectro político francés.