Antes de que los escoceses realizaran su referéndum, Cameron les había prometido que, si permanecían en Reino Unido, presentaría una propuesta para darles más autonomía. Ayer se conoció la propuesta que Cameron acordó, entre otros, con el principal partido opositor, el Laborista, en la comisión Smith, en la que también participaron representantes del Partido Nacionalista Escocés (SNP, por su sigla en inglés).

Estos representantes ya habían manifestado su rechazo a la iniciativa que se perfilaba para ser aprobada por la comisión. Ayer la jefa de gobierno escocesa, tras reunirse con Cameron, reiteró ese rechazo, aunque lo matizó, al asegurar que las normas propuestas “no representan la opinión del gobierno escocés, pero significan algunos progresos”.

La propuesta de Cameron incluye sobre todo transferencia de competencias fiscales. Por ejemplo, el Parlamento escocés podrá fijar y recaudar el impuesto a la renta, pero su tope máximo estará fijado por Londres. Cameron no se detuvo en esa limitación y sí subrayó que “por primera vez” el Parlamento escocés podrá utilizar de forma directa parte del dinero que se recauda en la región.

Por su parte, Sturgeon indicó que entre los pedidos que había hecho el gobierno escocés que no figuran en la propuesta está el de tener las competencias necesarias para crear programas de ayuda social. Éste fue uno de los principales temas de la campaña para el referéndum y una de las principales promesas del SNP: si Escocia era independiente podía evitar las medidas de austeridad impuestas desde Londres y apuntar a los programas sociales, que han sido diezmados por el gobierno de Cameron.

Pero el primer ministro británico dio la discusión por cerrada: “No quiero dedicar los próximos cinco años a debatir si éste es el balance de poderes adecuado, quiero dedicarlos a debatir cómo, juntos, hacemos que la economía escocesa se fortalezca”. “Deberíamos hablar de cómo se van a utilizar estos nuevos poderes, de las cosas que a la gente realmente le importan”, agregó.

De regreso en Escocia, Sturgeon fue más crítica con la iniciativa y lamentó que a “muchas” de las ampliaciones de competencias que se le dan a Escocia “se les ha impuesto restricciones, dándoles poder de veto a los ministros de Reino Unido en áreas clave”. El gobierno británico sostiene que no se trata de un poder de veto, sino simplemente de un intercambio de consultas a la hora de tomar decisiones.

Alistair Carmichael, el ministro británico para Escocia, fue uno de los que defendieron con más fuerza las propuestas del gobierno. Llegó a afirmar que Sturgeon está “en busca de razones para ser miserable”, porque debería haberse conformado con la propuesta del gobierno.

La propuesta presentada por Cameron será votada en los próximos meses en el Congreso, probablemente con la integración que ingrese después de las elecciones legislativas del 7 de mayo.