Al integrarse al gabinete de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, varios diputados y senadores del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) dejaron el Congreso, y esto favoreció a las bancadas del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y de otros partidos minoritarios.

En Brasil, los diputados se eligen para representar a sus estados, y la legislación establece que si un diputado deja su banca ésta es asumida por el candidato que -sin haber llegado a ser electo- haya obtenido la mayor cantidad de votos dentro de la misma alianza electoral. Con este sistema, los seis diputados del PT que dejan el Legislativo para incorporarse al Ejecutivo no serán sustituidos por diputados de su partido sino de otros.

De este modo, la bancada del partido de gobierno en la cámara baja se reduce de 69 a 63 escaños, y queda por debajo de la del PMDB, que se convierte en la mayor de la Cámara de Diputados. En el Senado, el PMDB ya ocupaba ese primer lugar.

Esto no debería implicar un problema si la alianza entre ambos partidos fuera fuerte, pero atraviesa dificultades. Desde mediados del primer mandato de Rousseff, parte de la bancada del PMDB en Diputados y en el Senado se ha declarado en rebeldía y su actuación ha sido independiente del oficialismo.

Hasta este año la bancada independiente del PMDB en Diputados era minoritaria dentro del partido, pero hay distintas señales que indican que ahora la situación será más complicada para el gobierno. Una es la insistencia de un amplio sector del PMDB en que el líder de su bancada, Eduardo Cunha, se convierta en el presidente de la Cámara de Diputados. Este dirigente enfrenta una gran oposición del PT, ya que como líder de la bancada del PMDB ha sido uno de los impulsores de esa independencia del oficialismo. Los otros candidatos a presidir la cámara baja son Arlindo Chinaglia, del PT, y Júlio Delgado, del Partido Socialista Brasileño (que no integra la alianza oficialista).

Uno de los ejemplos más recientes de que el PMDB ya no está tan alineado con el oficialismo es el anuncio de Cunha de que intentará que la bancada que lidera respalde el pedido de la oposición de crear una comisión parlamentaria que investigue el escándalo de corrupción de Petrobras. Esta iniciativa cuenta con el respaldo del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña, y si ambos partidos se ponen de acuerdo, la comisión puede ser creada, pese a la oposición del gobierno.