El Banco Central Europeo (BCE) realizó ayer su esperado anuncio sobre la compra de deuda pública y privada, que busca la reactivación de la economía y el crecimiento de la inflación para que alcance el objetivo del bloque: cerca de 2%, según explicó su presidente, Mario Draghi.

Se comprará deuda por un valor de 60.000 millones de euros mensuales entre marzo de 2015 y setiembre de 2016. Una parte será destinada a la compra de deuda privada; serán entre 12.000 y 13.000 millones de euros mensuales, según acuerdos ya realizados por el BCE.

Este programa servirá para inyectar dinero a los mercados nacionales, devaluando el euro e impulsando la inflación, y para entregar dinero a los bancos -grandes poseedores de deuda soberana-, reactivando el mercado de créditos al consumo.

El plan fue aplaudido por la mayoría de los países de la zona euro, excepto por Alemania, que teme que sus activos terminen respaldando las deudas de los países que más sufren la crisis europea. El ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, dijo: “Los alemanes nos enseñaron a respetar la independencia del BCE. Deberían recordar eso”.