Por primera vez en la historia griega, la asunción del nuevo jefe de gobierno, Alexis Tsipras, fue civil y no religiosa. De esta manera se finalizó con una tradición del país, en el que la Iglesia Ortodoxa tiene mucho peso.
Tsipras obtuvo el domingo 36,34% de los votos y 149 escaños de los 300 que componen el Parlamento. Maria Spykar, la vocera de Nueva Democracia, el partido de derecha de Antonis Samaras, el primer ministro saliente, que llegó segundo con 21,81% y 76 bancas, había dicho que la ceremonia civil dio “la espalda a una tradición de varios siglos de la nación helena, directamente entrelazada con la ortodoxia”.
El nuevo jefe de gobierno le dijo al arzobispo de Atenas de la Iglesia Ortodoxa, Jerónimo, que promoverá una buena relación entre el Estado y la Iglesia, porque ésta es “muy importante” en materia de solidaridad.
Como le faltan dos escaños para alcanzar la mayoría absoluta, Syriza anunció ayer un acuerdo con el partido nacionalista de derecha Griegos Independientes, la penúltima fuerza parlamentaria, que obtuvo 13 escaños. El objetivo, dijo su líder Panos Kammenos, es que los griegos avancen “unidos para recobrar la soberanía nacional”.
La cuarta fuerza parlamentaria (detrás de los ultraderechistas de Amanecer Dorado) es el centrista To Potami (El Río), que tiene 17 diputados. Su líder, Stavros Theodorakis, se reunió ayer con Tsipras, pero se mantiene a la espera de corroborar que Syriza “mantenga a Grecia en Europa” para definir su postura.
La alianza de Syriza con Griegos Independientes muestra que Tsipras privilegió la defensa de la soberanía frente a la Unión Europea (UE) por sobre su ideología de izquierda, una señal poco alentadora para Bruselas. Sin embargo, los 19 ministros de Finanzas de la zona euro, el Eurogrupo, pidieron “paciencia” hasta que Syriza aclare sus “ambiciones” reales a la hora de negociar con la troika (UE, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) por el rescate financiero de Grecia. Todos los líderes europeos coincidieron ayer en pedir que Atenas pague su deuda y cumpla sus compromisos.
“Tenemos que permitir al nuevo gobierno griego que establezca sus posiciones y que dé sus puntos de vista sobre cómo seguir adelante”, dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Además, la prórroga del segundo rescate a Grecia termina el 28 de febrero, y el hecho de que Tsipras ya haya asumido y piense anunciar hoy su gabinete es positivo porque permite “ganar algo de tiempo”, según Dijsselbloem. Agregó que ya habló con el “nuevo posible ministro de Finanzas”, Yanis Varoufakis, quien le planteó su interés por “trabajar rápido en base a la permanencia [de Grecia] en la zona del euro”. Dijsselbloem remarcó que “ser parte de la zona euro implica respetar los acuerdos anteriores”.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, el socialista francés Pierre Moscovici, dijo: “Queremos una Grecia que pueda mantenerse de pie por sus propios medios y que pueda crecer de manera sostenible, crear empleos y prosperidad, reducir la desigualdad, y que también pueda pagar su deuda”. La victoria de Syriza despertó interés en Francia e Italia, dos países defensores del crecimiento económico por sobre la austeridad financiera que defiende Alemania. La victoria de Syriza “refuerza” la postura del presidente francés, François Hollande, dijo el primer ministro galo, Manuel Valls. Para el canciller italiano, Paolo Gentiloni, si Grecia y la UE negocian con “flexibilidad”, el triunfo de Syriza servirá para “ponerle fin a la rigidez”, tal como los italianos reclaman.