En una carta que difundió ayer, la presidenta argentina, Cristina Fernández, repasa los nuevos elementos en el caso de la muerte del fiscal de la causa de la AMIA, Alberto Nisman, y da a conocer cuál es su nueva hipótesis: la de un asesinato.

El lunes Fernández publicó una carta en la que daba por sentado que Nisman se suicidó, la hipótesis que habían adoptado los demás integrantes del gobierno y la fiscal del caso, Viviana Fein. Pero ayer cambió de opinión: “El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio”, señala. “Hoy no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas”, agrega.

En la nota, la presidenta repasa los tres argumentos que el gobierno viene utilizando para contrarrestar los de Nisman. Uno es que la denuncia dice que el gobierno pidió a la Interpol que levantara las órdenes de búsqueda y captura contra los iraníes, pero que el propio ex jefe de la Interpol desmintió esa información. Otro, que a quienes Nisman presenta como “espías” nunca integraron la Secretaría de Inteligencia -uno de ellos incluso fue denunciado en noviembre por hacerse pasar por un agente de inteligencia-. Ante la denuncia de Nisman de que Argentina accedió a firmar el memorándum de entendimiento por la promesa de un mayor intercambio comercial, Fernández señala que el intercambio no aumentó y que Argentina “nunca compró” petróleo a Irán.

Fernández piensa que a Nisman “le ‘plantaron’ información falsa” y da a entender que el responsable de eso es el ex agente de inteligencia Antonio Jaime Stiusso. “Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible”, señala.

“La denuncia de Nisman nunca fue en sí misma la verdadera operación contra el gobierno. Nisman no lo sabía y probablemente no lo supo nunca. La verdadera operación contra el gobierno era la muerte del fiscal después de acusar a la presidenta, a su canciller y al secretario general de La Cámpora de ser encubridores de los iraníes”, apunta.