La presidenta de la Cámara de Diputados de Italia, Laura Boldrini, fijó ayer para el 29 de enero la elección de un nuevo presidente de la República, 15 días después de la dimisión de Giorgio Napolitano. El sucesor del presidente saliente, que anunció su renuncia al cargo ayer, será elegido por 1.009 grandes electores: 630 diputados, 315 senadores, 58 delegados regionales y seis senadores vitalicios, entre ellos el propio Napolitano.

El presidente del Senado, Pietro Grasso, ejercerá como presidente interino hasta que sea elegido el nuevo jefe de Estado. Para ser electo, éste deberá reunir dos tercios de los votos en los tres primeros intentos de elegirlo, o mayoría simple en una cuarta votación.

Napolitano estaba en el cargo desde 2006 y fue reelecto en 2013, algo que nunca había ocurrido en Italia. Según explicó, el ahora ex presidente, de 89 años, renunció porque ya tenía “ganas de volver a casa”. Se suponía que su segundo mandato debía durar siete años, como el primero, pero Napolitano dejó claro desde su reelección (a falta de otro candidato y en plena crisis política) que no pensaba terminarlo. De momento no se conocen candidatos a asumir el cargo, que en Italia es sobre todo protocolar y honorífico.