La noticia se conoció ayer de tarde por un comunicado oficial de la Presidencia yemení: el presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y los milicianos rebeldes hutíes, una rama del Islam chiita, llegaron a un acuerdo para ponerle fin al caos institucional que se instaló en este país de Cercano Oriente.

Los combatientes, liderados por Abdel Malek al Huti, tomaron el martes el palacio presidencial de Saná, la capital de Yemen, y bombardearon la residencia del jefe de Estado, en medio de duros enfrentamientos armados.

Uno de los puntos que reclamaban los combatientes hutíes -cambios en un proyecto de reforma de la Constitución- fue concedido por las autoridades de gobierno, por eso los milicianos resolvieron abandonar el palacio presidencial. El comunicado de la Presidencia yemení recalca que hay margen para introducir nuevos cambios en la Carta Magna y expresa que los hutíes tienen derecho a estar representados en todas las instituciones del Estado, según recogió la agencia de noticias AFP.

Los seguidores de Al Huti, un clérigo de 33 años, aspiran a mejorar su capacidad de acceso al Mar Rojo, denuncian la corrupción del actual régimen y aseguran que para profundizar la crisis el gobierno promovió la expansión de Al Qaeda en el país.

Yemen está gobernado por los sunitas, otra de las tendencias del Islam, y el conflicto armado con los rebeldes hutíes comenzó en 2004, cuando éstos se sublevaron para protestar por la marginación de las comunidades del norte, en las que viven.