Quién hizo volver a Nisman de sus vacaciones en Europa es uno de los principales interrogantes que plantea el gobierno argentino sobre el suicidio del fiscal. Relacionado a esa pregunta, está el fuerte vínculo que tuvo con la causa de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), desde sus inicios, el ex espía Antonio Jaime Stiusso, alejado de la Secretaría de Inteligencia por Cristina Fernández a fines de 2014, cuando era director de Operaciones.

La investigación de la causa de la AMIA estuvo siempre ligada con el trabajo de la Secretaría de Inteligencia -hasta 2001 llamada Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE)-, al punto de que quienes eran su secretario y subsecretario en el momento del atentado, Hugo Anzorreguy y Juan Carlos Anchézar, están procesados a la espera de un juicio por encubrimiento, así como un ex agente, el ex presidente Carlos Saúl Menem y quien fuera el primer juez de la causa AMIA, Juan José Galeano. Nisman pidió en 2008 la detención y procesamiento de 13 personas que habían estado encargadas de la investigación inicial y que habían aprovechado su posición para desviar la investigación de la “pista siria”.

En 2004 el presidente Néstor Kirchner formó la Unidad Fiscal Causa AMIA y designó a Nisman para encabezarla; le recomendó que trabajara con Stiusso, el agente de la ex SIDE que más conocía el caso. Nisman aseguró que el gobierno de Kirchner fue el que más esfuerzos dedicó a la causa AMIA, una actitud que continuó al principio de la administración de Fernández hasta la muerte de su marido, en octubre de 2010. Algunas fechas parecen darle la razón. Un cable de WikiLeaks reveló que, durante el gobierno de Kirchner, Irán propuso la formación de una comisión para discutir temas legales sobre el caso AMIA, pero Kirchner se negó. Cinco meses después de su muerte, en marzo de 2011, los medios informaron de negociaciones entre ambos países, y en enero de 2013 Fernández reveló la firma del memorándum que creaba la Comisión de la Verdad. El gobierno argumentó que el acuerdo permitiría avanzar en la causa (entre otras cosas, los sospechosos iraníes prestarían declaración ante el juez argentino en suelo iraní), pero la oposición, Nisman, la AMIA y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas lo rechazaron. El fiscal apeló el acuerdo ante la Justicia, que no entró en vigor porque está en la Corte de Apelaciones.

Los cables de WikiLeaks también muestran una colaboración cercana entre la embajada estadounidense en Buenos Aires y Nisman. La embajada le hacía recomendaciones sobre el enfoque y el manejo de la investigación, y el fiscal le avisaba de antemano acerca de las gestiones que llevaría adelante e incluso le pedía disculpas si no le había avisado con antelación.

Nisman no negó esa colaboración en un encuentro con Santiago O’Donnell, quien recibió los cables de Argentina y escribió los libros Argenleaks y Politileaks, pero dijo que no siempre seguía esas recomendaciones. El fiscal también reconoció que su información provenía de Stiusso, quien obtenía datos de los servicios secretos estadounidenses e israelíes. “Me comentó que Stiusso le pasaba información en bruto y lo que él podía corroborar lo llevaba al expediente”, cuenta O’Donnell en su blog.

Además de colaborar en la causa AMIA, Stiusso era una de las principales fuentes de información de Nisman en la denuncia contra Fernández y Timerman. El gobierno considera que la denuncia fue una movida de Stiusso para perjudicar a la administración kirchnerista y que, para ello, utilizó a Nisman, al punto de que parecería insinuarse que tuvo algo que ver con el abrupto corte de las vacaciones europeas del fiscal.