Las páginas web de O Globo, Folha de São Paulo y O Estado de São Paulo informaron que el presidente de la Cámara de Representantes de Brasil, Eduardo Cunha, estaba negociando favores mutuos con el gobierno. Según fuentes que no fueron identificadas por los medios, Cunha le ofrecía al gobierno frenar los pedidos de juicio político a la presidenta Dilma Rousseff a cambio de que los diputados del Partido de los Trabajadores (PT) no respaldaran en la Comisión de Ética un proceso para que él deje su cargo.
Estos medios también informaron que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva se reunió ayer de mañana con 12 de los 32 diputados del PT que firmaron el pedido acerca de Cunha en la Comisión de Ética, y que les pidió que bajaran la presión sobre el diputado.
Horas después, Cunha anunció que no tomará decisiones sobre el juicio político, que le corresponde tomar debido a su cargo, hasta que el Supremo Tribunal Federal no trate en pleno los recursos que presentaron legisladores del PT al respecto. Al igual que el PT, negó la existencia de estas negociaciones.
En todo caso, en este momento Cunha parece tener más motivos para temer por su continuidad que Rousseff. La Fiscalía General pidió al Supremo Tribunal Federal que investigue las cuentas en Suiza que se le atribuyen a él, su esposa y su hija. Esta investigación se sumaría a otra en marcha contra Cunha por su supuesta implicación en la red de corrupción de Petrobras.
Lula también enfrentó ayer a la Justicia: fue por su propia voluntad a declarar por la investigación abierta en su contra por una supuesta influencia indebida sobre el banco público BNDES para que financiara obras de la constructora brasileña Odebrecht en el extranjero. El Instituto Lula informó que el ex presidente dijo que “jamás interfirió” en los contratos, aunque reconoció que en sus viajes al exterior “siempre” promovió a las empresas constructoras brasileñas “con vistas a la generación de empleo y de divisas para Brasil”.