Desde el último día de 2014 la OTAN permanece en Afganistán sólo para tareas de asesoramiento y formación de las distintas fuerzas de seguridad locales. Cuando la ciudad de Kunduz fue tomada por el Talibán, hace más de una semana, la OTAN asistió al lugar para asesorar en inteligencia al Ejército afgano, que estaba enfrentando a los insurgentes.
Sin embargo, tropas de la OTAN mantuvieron enfrenamientos con los talibanes en los alrededores de Kunduz, y la Fuerza Aérea estadounidense lanzó 12 bombardeos sobre la ciudad, con el argumento de colaborar con las autoridades afganas en la recuperación de la ciudad.
Durante el fin de semana las autoridades afganas recuperaron el dominio de la totalidad de Kunduz después de una fuerte ofensiva que incluyó un largo bombardeo sobre el hospital de la ciudad -el único quirúrgico de todo el norte afgano-, que era gestionado por Médicos sin Fronteras (MSF).
La organización denunció el ataque en un comunicado en el que también manifestó que había enviado a los bandos enfrentados la información sobre la ubicación del hospital para evitar que fuera atacado por accidente. MSF también afirmó que el bombardeo continuó durante “por lo menos 30 minutos”, después de que se les informara “a los responsables militares estadounidenses y afganos en Kabul y Washington” que estaban bombardeando un hospital, lo que está prohibido por las normas internacionales de guerra.
El bombardeo causó la muerte de 22 personas: 12 trabajadores de la salud afganos y diez pacientes, entre ellos tres niños. MSF informó ayer que el hospital quedó sin capacidad de funcionar. El ataque fue condenado por el Talibán, y la Organización de las Naciones Unidas advirtió que si se trató de un ataque deliberado puede ser considerado un crimen de guerra.
El gobierno de Estados Unidos reconoció que atacó “los alrededores” del hospital, donde supuestamente había talibanes, y el presidente Barack Obama anunció que se investigará lo ocurrido. “El Departamento de Defensa ha puesto en marcha una investigación completa, y vamos a esperar los resultados de esa investigación antes de hacer un juicio definitivo sobre las circunstancias de esta tragedia”, dijo. También la OTAN informó, en un comunicado, que realizará una investigación cuyo resultado se conocerá “en cuestión de días”.
El Ministerio de Defensa afgano aseguró que los insurgentes utilizaban el centro de salud como “escudo humano”, y el ministro de Salud, Wahidullah Mayar, dijo a la agencia de noticias Efe: “Cualquiera que fuera la situación, va en contra del derecho internacional humanitario bombardear un hospital repleto de personal médico y pacientes”. Por su parte, MSF negó ayer que hubiera insurgentes dentro del hospital, una posibilidad con la que seguían insistiendo autoridades de Estados Unidos y Afganistán.