Las negociaciones del TTP confrontaron las posiciones de los gobiernos de los países implicados -Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam, Japón y Estados Unidos- con sindicatos, organizaciones medioambientales y de derechos humanos, y otros grupos de la sociedad civil.

Entre la variedad de políticas públicas que aborda, el TPP busca reducir las barreras comerciales, establecer un marco común de propiedad intelectual y reforzar los estándares de derecho del trabajo y derecho ambiental.

La propuesta, impulsada por el presidente estadounidense, Barack Obama, es denunciada por algunos movimientos como excesivamente restrictiva, sobre todo por las medidas referidas a la protección de la propiedad intelectual y porque podría afectar la disponibilidad de medicamentos genéricos en los países en desarrollo. Sobre este último punto se ha debatido mucho, ya que Estados Unidos impuso un nuevo plazo en la exclusividad de las fórmulas empleadas para crear medicamentos para tratar enfermedades como el cáncer. Los que se oponen al acuerdo aseguran que si se amplían estos plazos, que impiden que otras farmacéuticas investiguen con la misma información para crear medicamentos genéricos, subirán los costos de esos fármacos y se volverán inaccesibles en los países en desarrollo.

También los sindicatos y organizaciones de derechos humanos criticaron el secretismo con el que se discutió el tratado, sobre todo en lo vinculado a los derechos de los trabajadores, que creen que sólo beneficiará a las grandes corporaciones.

Entre los críticos de este pacto, que todavía tiene que ser ratificado por los 12 estados, se encuentra el senador independiente y precandidato presidencial demócrata estadounidense Bernie Sanders, que lamentó el lunes que “Wall Street y los intereses de las grandes corporaciones” hayan vuelto a ganar con este acuerdo, que considera negociado “en secreto”.

Por su parte, Richard Trumka, el presidente de la Federación del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales -la mayor organización sindical de Estados Unidos-, dijo que los retrasos a la hora de clausurar las negociaciones demuestran que hubo “muchas concesiones problemáticas”. Agregó: “Pedimos a la administración que publique el texto del acuerdo inmediatamente y pedimos a los legisladores que ejerciten la precaución al evaluar el TPP”.

En Perú, la Comisión de Salud y Población del Congreso citó a la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Magali Silva, para que explique los detalles del TPP y el posible aumento del precio de los medicamentos. Aldo Bardález, que preside la comisión, dijo que Silva deberá dar “las explicaciones a todos los peruanos sobre cuáles serán los efectos de este tratado específicamente en el tema de salud, que incluye el delicado tema de los medicamentos”.

Por otra parte, la organización ecologista Amigos de la Tierra Internacional advirtió que el TPP supone “una amenaza para las personas y el planeta”. En un comunicado, el coordinador de justicia económica de la organización, Sam Cossar-Gilbert, afirmó: “El TPP favorece garantías para inversiones corporativas por encima de las garantías para la naturaleza”. El acuerdo “es una bomba de tiempo para la política climática, ya que consolida aun más el mecanismo de arbitraje de diferencias Estado-inversor, que permite a las empresas extranjeras demandar a los gobiernos por proteger el medioambiente”, agregó.

Obama, en el marco de una fuerte campaña en el Congreso estadounidense a favor del tratado, aseguró en un comunicado: “Esta asociación equilibra el terreno de juego para nuestros agricultores, rancheros y manufactureros, al eliminar más de 18.000 impuestos que esos países ponen a nuestros productos”.

La secretaria de Comercio estadounidense, Penny Pritzker, dijo sobre el TPP: “Es un acuerdo sólido, con altos estándares y moderno, que refleja nuestros valores laborales, en medioambiente y derechos humanos. Va a reforzar a los trabajadores estadounidenses y se asegura que nuestras empresas pueden competir en igualdad de condiciones en algunos de los mercados más importantes”.

La mayoría de los representantes de los países que participaron en el acuerdo se manifestaron en el mismo sentido: satisfechos con los distintos puntos tratados y optimistas sobre las barreras que levanta el pacto de libre comercio en los distintos sectores.