Al cierre de la conferencia, después de tres días de discusión en 12 mesas de trabajo, se aprobó ayer la Declaración de Tiquipaya, un texto que el presidente boliviano, Evo Morales, presentará como propuesta para la cumbre del clima en París. Allí se establecen varios puntos en los que se parte de una defensa del concepto de “vivir bien” o “buen vivir”, como un equilibro entre el respeto a la naturaleza y la satisfacción de necesidades, contrapuesto al capitalismo, al que se visualiza como responsable del daño al medioambiente.

“Tenemos que poner en marcha un nuevo modelo civilizatorio que valore la cultura de la vida y la cultura de la paz, que es el Vivir Bien”, afirma el documento, publicado en el diario boliviano La Razón. “El mundo precisa transitar hacia la visión holística del Vivir Bien, profundizando la complementariedad entre los derechos de los pueblos y los derechos de la Madre Tierra”, agrega.

La declaración llama a que se implemente el reconocimiento del derecho humano al agua, y reclama el “reconocimiento universal de los derechos de la Madre Tierra”. Exige que se incorporen “a la currícula de los distintos niveles educativos formales e informales los conocimientos ancestrales y populares del Vivir Bien de los pueblos”, y declara la intención de impulsar una “Universidad Plurinacional de la Patria Grande, que integre creativamente los saberes ancestrales”. Además, considera necesario que se construya “una ciencia climática para la vida”, que esté “al servicio de la humanidad y de la Madre Tierra, y no al servicio del capitalismo”.

También declara necesaria la instalación de un Tribunal de Justicia Ambiental, Climático y de la Vida, “para la determinación de responsabilidades, sanciones y reparación de los daños causados al patrimonio común”. Uno de los participantes de la conferencia, el premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel, propuso en este ámbito que se reformara el Estatuto de Roma para que la Corte Penal Internacional pueda juzgar como crímenes de lesa humanidad los delitos medioambientales.

La declaración final reclama que el acuerdo que surja de la conferencia de fin de año en París “incluya el enfoque de no mercantilización de la naturaleza”, y que se establezcan “acciones para el pago de las deudas del capitalismo, deuda climática, deuda social y deuda ecológica”. De este modo, los países desarrollados deberían pagar a los países en desarrollo “la deuda climática social y ecológica acumulada en el tiempo”, como una “obligación legal y moral”. Pide también que los compromisos que surjan allí no sean voluntarios, y que ese acuerdo no refuerce el modelo capitalista con “mecanismos de mercado”. Por otra parte, defiende el reclamo de Bolivia a Chile de un acceso soberano al mar.

“Hoy Bolivia está en los ojos del mundo. Más de 7.600 delegados han participado en ese foro”, dijo el ministro de Planificación para el Desarrollo, René Orellana, según citó la Agencia Boliviana de Información. “Le han dicho que no vamos a permitir que la temperatura suba más de 1,5 grados poniendo en riesgo el planeta y la humanidad. Le han dicho al mundo que hay que cambiar este sistema consumista, mercantilista, que genera egoísmo y exclusión”, agregó.

La conferencia fue clausurada en Quillacollo por Morales, y sus pares de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Nicolás Maduro. Durante el encuentro, Morales propuso que las “potencias imperiales” destinen los recursos que gastan en fines militares a acciones contra el cambio climático. A su vez, Correa dijo que “los poderosos son los que contaminan” y que “los menos poderosos, los países en transición hacia el desarrollo”, son en muchos casos “los generadores de bienes ambientales, y por eso es indispensable la unión de los pueblos” en torno a este tema. En el mismo sentido, Maduro afirmó que el encuentro en Bolivia haría posible llevar a la cumbre de París “una sola voz, la voz de los pueblos”.