Comenzó la primera fase de las parlamentarias en Egipto, que transcurrió durante las jornadas del domingo y el lunes en 14 provincias. Esta votación conducirá al primer Parlamento electo después de que el actual presidente, Abdelfatah al Sisi, derrocara con ayuda de las Fuerzas Armadas a Mohamed Mursi, en julio de 2013. Las elecciones se destacaron por la masiva presencia de militares y policías -cerca de 360.000 en total-, por la escasa participación -en particular de los más jóvenes- y por un pesimismo generalizado.
La agencia de noticias Efe recogió opiniones de ciudadanos egipcios que atribuían indirectamente el pesimismo -reflejado en la poca concurrencia a las urnas- a la ausencia de los Hermanos Musulmanes en la competencia. Esta organización política islamista fue proscrita, ilegalizada y luego declarada terrorista por el gobierno de Al Sisi, que persiguió y reprimió a sus integrantes después de expulsarlos del poder al derrocar a Mursi.
Según anunció el gobierno egipcio ayer, durante el primer día de elecciones, sólo 15% o 16% del padrón ejerció su derecho a votar. Ante estos datos, el Poder Ejecutivo otorgó a los funcionarios públicos media jornada de descanso para incentivar la participación, que contrasta con las últimas elecciones parlamentarias, las de 2012, en las que participó 62% de los votantes.
Para fomentar el voto de los ciudadanos, la Comisión Suprema Electoral amenazó con aplicar multas de 500 libras egipcias (38 dólares) a quien no se presente ante las urnas. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores egipcio, Ahmad Abu Zeid, criticó a los medios “occidentales” por “todos sus intentos por dar la impresión de una ausencia de todo tipo de oposición política en las elecciones, solamente porque no participa la organización terrorista de los Hermanos Musulmanes”, y los acusó de “falta de credibilidad” y de tener “intenciones ocultas para perjudicar la imagen” de Egipto. Por el contrario, insistió en que la baja participación en las parlamentarias se debe a “los programas de los candidatos y el nivel de conocimiento que el votante tiene de ellos”, al “estado de cansancio electoral que atraviesa Egipto tras ocho elecciones en los últimos cuatro años”, y al “retroceso de la polarización política negativa que dominó durante las pasadas elecciones”.
El Parlamento que surgirá tras las elecciones, cuya última etapa está prevista para diciembre, será unicameral. Entre las nueve coaliciones que compiten y ante la ausencia de los Hermanos Musulmanes, se perfilan como favoritas Por el amor de Egipto, que respalda la línea política de Al Sisi y está encabezada por Sameh Seif al Yazal, un antiguo general del Ejército, y el partido islamista Al Nur.