La educación enfrenta más de un conflicto en Paraguay: estudiantes terciarios denuncian desde hace varias semanas corrupción en los rectorados de sus centros de estudio, mientras que alumnos y profesores de secundaria reclaman más recursos públicos para el sector.

El lunes unos 3.000 docentes se manifestaron en el centro de Asunción en una movilización convocada por varios sindicatos, algunos de los cuales no estaban vinculados a la enseñanza. Reclamaron que el Estado invierta en educación 7% del Producto Interno Bruto (PIB), o sea, el doble del 3,5% que invierte actualmente.

El presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE), Eladio Benítez, subrayó que además del reclamo presupuestal los trabajadores del sector demandan políticas de Estado dirigidas a mejorar la educación. Por su parte, el presidente de la Organización de Trabajadores de la Educación del Paraguay, Gabriel Espínola, denunció que el Ministerio de Educación tiene “reprimidos” y “arrinconados” a los docentes.

Los reclamos que hicieron el lunes los docentes fueron los mismos que plantearon durante todo setiembre los estudiantes de secundaria, en reiteradas manifestaciones. La mayor de éstas fue la del viernes 18 de setiembre, día en que reunieron a unas 10.000 personas.

Justamente los estudiantes de secundaria mantuvieron ayer una reunión con el presidente Horacio Cartes, quien se comprometió con ellos a trabajar para mejorar la educación. La ministra de Educación, Marta Lafuente, contó que en el encuentro hubo coincidencias y que se acordó “trabajar por la educación y tener una plataforma operativa de análisis de políticas”, además de mantener “mesas de trabajo” con presencia de representantes de los estudiantes. Acerca de los recursos económicos, dijo que el gobierno va a “trabajar para aumentar la inversión educativa”, sin referirse específicamente a porcentajes del PIB.

Lafuente también se refirió a las denuncias de los centros educativos terciarios y dijo que el gobierno se comprometió a avanzar en “el combate a la corrupción” y por “la impunidad cero”.

Con esto se refería al otro gran conflicto en la enseñanza paraguaya: los alumnos de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), la más grande del país, acampan desde el 21 de setiembre en el campus, en protesta por una presunta trama de corrupción y nepotismo en la universidad.

La Fiscalía y la Contraloría General de la Nación están investigando estas denuncias, que ya llevaron a que el rector de la institución, Froilán Peralta, renunciara después de ser imputado por cobro indebido de honorarios y detenido en prisión preventiva. También renunciaron a sus cargos al menos una veintena de altos funcionarios, entre ellos decanos y jefes de recursos humanos. La investigación incluso llevó a que la semana pasada fueran allanadas las oficinas de 12 facultades de la UNA, pero los resultados de esas indagaciones todavía no se dieron a conocer.

Después de la renuncia de Peralta, el cargo de rector fue asumido por el decano de la Facultad de Arquitectura de la UNA, Ricardo Meyer, el candidato del Frente Guasú para la Intendencia de Asunción, lo que fue criticado por otros sectores políticos.

Pese a que los cargos que habían quedado vacantes en el rectorado estaban siendo completados, el Consejo Nacional de Educación Pública (dependiente del Ministerio de Educación) ordenó la intervención de la UNA. Esta orden fue recurrida ante la Justicia por Meyer, quien pidió la suspensión de la medida. La decisión de la Justicia se conocerá en los próximos días.

Ayer los estudiantes terciarios establecieron una mesa de diálogo con el Consejo Nacional de Educación Pública para trabajar en un plan en el que esta institución y la UNA trabajen en conjunto durante un período de transición.