Una semana antes de cumplir 70 años, el escocés Angus Deaton fue elegido para recibir el premio Sveriges Riksbank de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel, que es conocido como el Nobel de Economía.

Uno de los principales aportes de Deaton se encuentra en sus estudios para demostrar que las decisiones individuales de consumo y ahorro impactan en el conjunto de la economía, vinculando la micro y la macroeconomía. En este marco, en los años 80 desarrolló el Sistema Casi Ideal de Demandas, que muestra cómo la demanda de un producto determinado depende del precio de todos los bienes y servicios y de los ingresos del consumidor. Este método se ha convertido en una herramienta estándar en los estudios de comportamiento del consumidor. “Para poder diseñar políticas económicas que promuevan el bienestar y reduzcan la pobreza, primero debemos comprender las elecciones de consumo individuales”, subrayó la academia.

Luego de desarrollar este método, Deaton se dedicó a estudiar la relación entre ingresos y consumo y, más adelante, a medir la calidad de vida y los niveles de pobreza en los países en vías de desarrollo según el consumo. Fue pionero en utilizar las encuestas de hogares en países en desarrollo, en especial su información sobre consumo, para medir estándares de vida y pobreza.

También fue uno de los primeros académicos en advertir que era un error considerar a la pobreza únicamente vinculada con los ingresos económicos o la cantidad de alimento que se podía comprar. Señaló que a la hora de medir la pobreza también se deben considerar otras variables, como el acceso a ropa, salud, vivienda o educación, así como el consumo de éstos y otros bienes y servicios.

En su trabajo Midiendo la pobreza, de 2004, Deaton señala que “la línea de pobreza es tan política como científica” y que es necesario llegar a un “acuerdo político” entre todos los países para redefinir las mediciones. Además, destaca a los trabajadores de los institutos de estadística de los países en desarrollo, pero también critica que las mediciones se realicen de una u otra forma según la conveniencia de las cifras que arrojen. “Es más fácil reducir la pobreza en las estadísticas que reducir sustancialmente la pobreza”, concluye.

Después de que se anunciara que el premio fue otorgado a Deaton, la academia se comunicó por teléfono con él para que respondiera preguntas de los medios presentes, algunas de las cuales se refirieron a la actual crisis de refugiados que atraviesa Europa. “La lucha contra la pobreza es clave para reducir el flujo de refugiados. Sin embargo, ello llevará mucho tiempo. Lo que vemos hoy es el resultado de cientos de años de desarrollo desigual en el mundo rico, que ha dejado atrás una gran parte del mundo”, dijo el economista.

Deaton ha sido un crítico de las políticas de austeridad impulsadas en Europa para enfrentar la crisis económica y financiera, una alternativa que podría funcionar, “pero a muy largo plazo y a un costo social y político imposible de asumir”. También ha asegurado que la lección que deja la crisis es que “no puede dejarse a los mercados funcionar sin restricciones”, algo que difícilmente se reconozca, porque “los líderes políticos [están] demasiado ligados al sector financiero como para querer verlo”.