El equipo que investiga el accidente del avión ruso en Egipto, registrado el sábado 31 de octubre, está “90% seguro” de que durante el vuelo explotó una bomba y que por eso se derribó, informó ayer la agencia de noticias Reuters.

El avión viajaba desde el balneario egipcio de Sharm al Sheikh rumbo a Moscú y su caída causó la muerte de las 224 personas que iban a bordo. El grupo jihadista Estado Islámico (EI) aseguró que había realizado un ataque al avión y que por eso éste había caído, una versión que en principio fue desmentida por Egipto y Rusia. Pero con el correr de los días se filtró información de las agencias de inteligencia estadounidense y británica que respaldaban la versión de que una bomba habría estallado a bordo del avión.

Varios países decidieron suspender los vuelos provenientes de Sharm al Sheikh; el último en hacerlo fue Rusia, cuyo gobierno anunció el viernes la suspensión de los vuelos de compañías rusas hacia y desde Egipto. Ésta fue la primera decisión rusa que parece acreditar la versión de que el avión fue derribado por un atentado.

El canciller egipcio, Sameh Shukry, manifestó molestia porque los servicios de inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido no enviaron esa información al equipo que investiga el accidente. Shukry insistió en que todavía es demasiado pronto para concluir que se trató de un ataque. Ayer el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed ben Heli, manifestó su respaldo a Egipto y aseguró que “algunos sectores intentan aprovechar esta tragedia para perjudicar a Egipto”.