Un símbolo
El gobierno de Estados Unidos informó el sábado que mató al supuesto líder del grupo jihadista Estado Islámico (EI) en Libia, el iraquí Abu Nabil. Un día antes, el Departamento de Defensa informó que había bombardeado en la ciudad de Al Raqa, en Siria, a otro integrante de EI, Mohamed Enwazi, conocido como Jihadi John. Si bien no es un alto dirigente del grupo, este hombre de nacionalidad británica y nacido en Kuwait en 1988 “era una de las estrellas, si quieren llamarlo así, de EI, una de las caras de la organización en muchos sentidos”, dijo un vocero del Departamento de Defensa, Steven Warren.
Enwazi fue identificado y se hizo conocido por sus apariciones en los videos de EI en los que se muestran las decapitaciones de los periodistas estadounidenses Steven Sotloff y James Foley, de su colega japonés Kenji Goto y de varios trabajadores de las oficinas de cooperación internacional de Reino Unido y Estados Unidos. “Aún es un poco pronto. Tenemos una certeza razonable de haber matado al objetivo que intentábamos matar, que era Jihadi John. Tomará algún tiempo, como siempre, declarar formalmente que tuvimos éxito en la operación”, dijo Warren, y consideró que esta muerte “es significativa para EI” porque Enwazi era “una herramienta primaria de reclutamiento para esa organización”.
Los atacantes eran siete y aún no todos están identificados. Lo que se sabe es que el viernes de noche atacaron en siete puntos de la capital de Francia y que todos ellos murieron -seis se suicidaron al activar los chalecos con explosivos que llevaban puestos y uno murió baleado por la Policía-, según aseguró el fiscal de París, François Molins. Tres de ellos fueron identificados como ciudadanos franceses de edades comprendidas entre los 20 y los 30 años.
Omar Ismail Mostefai, de 29 años, fue identificado mediante el análisis de parte de un dedo que los investigadores encontraron en Bataclan, donde ocurrió la mayor masacre, que terminó con 89 muertos. El fiscal confirmó que Mostefai había sido detenido en ocho ocasiones por “delitos menores” y estaba fichado por sus actividades relacionadas con el “islamismo radical”, aunque nunca estuvo encarcelado.
Hasta el momento, 13 personas vinculadas con Mostefai fueron detenidas e indagadas, siete de ellas en Bruselas, Bélgica. En ese país residían los otros dos atacantes identificados y, de acuerdo con un comunicado de la Fiscalía de París, pudieron ser los responsables del atentado suicida cerca del Estadio de Francia y del que tuvo lugar frente al restaurante Comptoir Voltaire.
Se trata de Bilal Hafdi y de Ibrahim Abdeslam. Este último es hermano de Salah Abdeslam, para quien la Policía francesa lanzó una orden de búqueda y captura porque se lo considera sospechoso de haberse encargado de los detalles logísticos del plan terrorista. De acuerdo con la investigación, los indicios apuntan a que Salah alquiló en Bélgica el auto que manejaban los jihadistas cuando atacaron Bataclan.
Un afiche con la foto de Salah fue difundido por la Policía para solicitar la colaboración de la ciudadanía, y se envió una nota a las policías de varios países europeos para alertar sobre la posibilidad de que intente ingresar a otros estados. En especial, las autoridades francesas alertaron por la posible huida de Salah a España, no sólo porque es fácil acceder desde Francia sino porque el perseguido no tiene antecedentes en ese país, según confirmaron los servicios antiterroristas.
Por otra parte, las pistas que vinculan a ciudadanos belgas en los atentados son cada vez más. Ayer, el ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, dijo que los atentados fueron preparados en el exterior y “movilizaron a un equipo de actores en Bélgica, que se beneficiaron de complicidades en Francia”. La Policía está concentrada en Bruselas y en particular en Molenbeek, un distrito multirracial en el que vivieron o se escondieron varios jihadistas y terroristas. Allí, la Policía belga puso en marcha un operativo y detuvo a varias personas, incluso a otro hermano de Salah, Mohamed Abdeslam. Sin embargo, al no encontrar rastros de Salah, la Fiscalía belga emitió una orden de detención internacional, que fue avalada por Francia.
Distintos actores
El grupo EI se declaró responsable por los atentados en París, y el gobierno del presidente François Hollande no lo puso en duda. En un comunicado, los jihadistas advirtieron que lo del viernes fue “sólo el principio de la tormenta”, que continuará mientras Francia -junto con otros “países de Occidente”- siga con su persecución contra EI en Siria. “Ocho hermanos ataviados con cinturones explosivos y ametralladoras atacaron objetivos seleccionados minuciosamente en el corazón de la capital francesa”, dijeron, y definieron París como “la capital de las abominaciones y las perversiones que lleva la cruz como estandarte en Europa”.
Antes de este comunicado, Hollande calificó los ataques terroristas de “acto de guerra” y señaló que “frente a la guerra, el país debe tomar las decisiones apropiadas”. Ayer llegó la respuesta militar de Francia, que inició una intensa ofensiva militar en la ciudad siria de Raqqa, a la que EI se refiere como su capital.
Según el Ministerio de Defensa francés, los bombardeos tuvieron como principal objetivo “un puesto de mando” de EI que también servía como centro de reclutamiento y de depósito de armas y municiones. En total, se lanzaron una veintena de bombas desde diez cazas, un ataque de mayor envergadura que los que hasta entonces había llevado adelante la aviación francesa en Siria.
Hollande, que extendió el estado de emergencia en Francia de 12 días a tres meses, no participó en la cumbre del G20 ayer en Turquía, pero los demás países miembros dedicaron gran parte de sus discursos a París y, en particular, a cómo pararse ante el terrorismo, un tema que incluso acercó posiciones entre los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Vladimir Putin. Fuentes de la Casa Blanca dijeron a distintos medios que la reunión que los dos gobernantes mantuvieron fue “constructiva” y que ambos coincidieron en la necesidad de una transición política en Siria, encabezada y protagonizada por los propios sirios, y reconocieron que es urgente una solución a ese conflicto.