Los presidentes de China y Taiwán se reunirán el sábado en Singapur, con el objetivo de estimular una relación bilateral que intentan mantener a flote hace ya varias décadas, según informaron ayer desde la oficina del presidente de Taiwán. Éste es el primer encuentro entre mandatarios de ambos países desde 1949, año en que terminó la guerra civil china. Pero no sólo por esto es una reunión clave para quienes viven a uno y otro lado del estrecho.
El histórico encuentro entre el jefe de Estado chino, Xi Jinping, y el taiwanés, Ma Ying-jeou, se celebrará a dos meses de las elecciones en Taiwán y, por ese motivo, generó roces y críticas en algunos sectores de la sociedad taiwanesa, que lo ven como una jugada electoral del actual mandatario. Según las últimas encuestas, la favorita para ganar es Tsai Ing-wen, candidata del opositor Partido Democrático Progresista que apoya la independencia de Taiwán, en oposición al Partido Nacionalista de Ma Ying-jeou, que está a favor de una aproximación a China y que se perfila como perdedor. Tras el anuncio sobre la reunión, Tsai definió como “inaceptable” que Ma Ying-jeou intente determinar el futuro político de Taiwán a pocos meses de que finalice su mandato, en mayo de 2016. A la postura de Tsai se suma el rechazo general de los habitantes de la isla a la integración con China. En febrero, una encuesta del centro Taiwan Braintrust indicó que 90% de los habitantes de la isla, cuando se les da a elegir, se declaran taiwaneses antes que chinos.