En distintos videos y comunicados divulgados el fin de semana, EI insistió en que los atentados del viernes en París, que dejaron 129 muertos y más de 300 heridos, fueron sólo el principio de un ataque sistemático que el grupo jihadista planea contra todos los estados que integran la coalición que combate a sus milicianos en Siria e Irak.

Ayer, cinco de los siete atacantes que actuaron el viernes estaban formalmente identificados. Los primeros que reconocieron los investigadores fueron Ibrahim Abdeslam, de 31 años, que murió al detonar los explosivos que llevaba consigo el viernes en el restaurante Comptoir Voltaire; Bilal Hadfi, de 20 años, que hizo lo mismo cerca del Estadio de Francia, e Ismail Omar Mostefai, de 30 años, que detonó su chaleco con explosivos en el centro de espectáculos Bataclan. Los tres eran franceses. Hadfi residía en Bélgica, y Mostefai fue detenido en ocho ocasiones por “delitos menores” y estaba fichado por sus actividades relacionadas con el “islamismo radical”.

Acerca de Mostefai, Turquía alertó a Francia en diciembre de 2014 y en junio de 2015, en respuesta a una solicitud de París acerca de un grupo de posibles terroristas, según dijo ayer un funcionario de alto rango del gobierno turco a la agencia Anadolu. Esa fuente, que pidió no ser identificada, agregó que Francia “no reaccionó” ante la advertencia y “recién respondió” el viernes después de los atentados.

Ayer, la Policía identificó a Samy Amimour, nacido hace 28 años en París, también responsable del ataque en Bataclan y por quien Francia ya había lanzado una orden de arresto internacional; y a Ahmad al Mohammad, nacido en Siria en 1990, otro de los atacantes en el Estadio de Francia. De acuerdo con los testimonios de sus familiares y con documentación encontrada en los registros que la Policía realizó en distintas provincias francesas entre el domingo y el lunes, los cinco jihadistas viajaron a Siria durante los últimos dos años, por separado.

El domingo, la Policía francesa lanzó una orden internacional de búsqueda y captura contra Salah Abdeslam, hermano de uno de los atacantes, por considerarlo una pieza clave en la gestión de los detalles logísticos del plan terrorista de París. Según la investigación, Salah alquiló en Bélgica el auto que manejaban los jihadistas cuando atacaron Bataclan y asesinaron a 89 personas, en lo que fue el mayor atentado del viernes.

Ayer, otro hermano de Salah, Mohamed, dijo a la prensa belga que desconoce el paradero de Salah y que tanto él como su familia están “en shock” desde que se enteraron “mediante la televisión” de que Ibrahim Abdeslam fue uno de los atacantes suicidas. Mohamed, que fue liberado sin cargos después de dos días de detención por parte de las autoridades belgas, aseguró que Salah no está involucrado en los ataques de París y admitió que no sabe si “se entregará a la Justicia” teniendo en cuenta “las tensiones actuales”.

Varios países de Europa reforzaron sus medidas de seguridad después de lo ocurrido el viernes en Francia. Ayer Reino Unido anunció que ampliará en 15% el personal de inteligencia y duplicará el gasto en seguridad aérea para defenderse ante posibles ataques terroristas. “Hemos estado al tanto de la existencia de estas células que operan en Siria, que radicalizan a personas en nuestros propios países, a las que potencialmente mandan de vuelta para que lleven a cabo los ataques”, dijo a BBC el primer ministro británico, David Cameron, desde Turquía, donde se desarrolla la cumbre del G20. El gobernante explicó que la decisión de reforzar la seguridad se debe a que los servicios de seguridad e inteligencia británicos “consiguieron frenar unos siete ataques en los últimos seis meses”, aunque de “menor escala” que los cometidos en París, y que el panorama actual, junto a la reciente amenaza de EI que pesa en Europa, requiere más preparación.

Respuestas en francés

Ante los atentados del viernes, el gobierno de François Hollande respondió de dos maneras: con una intensa ofensiva militar en la ciudad siria de Al Raqa -autoproclamada por EI como su capital- y reforzando la seguridad mediante distintas operaciones. Acerca de la primera reacción, que ya se pudo ver el domingo, el Ministerio de Defensa francés confirmó que su aviación había atacado “de forma masiva” un campamento de EI cerca de Al Raqa, así como un centro de entrenamiento y un depósito de armas y municiones, en el ataque aéreo de mayor envergadura que lanzó Francia en Siria desde que interviene en el conflicto de este país.

En cuanto a las medidas dentro de fronteras, se estima que en los últimos tres días Francia movilizó a más de 100.000 policías y militares para prevenir nuevos atentados y seguir la pista de personas que podrían mantener vínculos con jihadistas, en particular intensificando la búsqueda de los que habrían escapado después de los ataques, dijo el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. El domingo la Policía realizó 168 registros en busca de armas y de sospechosos, puso bajo vigilancia a 104 personas, detuvo a 23, y además incautó 31 armas, entre ellas varios fusiles kalashnikov -como los que dispararon los agresores el viernes- y un lanzacohetes.

También se destinaron policías a la protección de centros educativos. Ayer, ante el Parlamento, Hollande anunció que reforzará “sustancialmente los medios de la Justicia y de las fuerzas de seguridad” con 8.500 funcionarios suplementarios: 5.000 policías y gendarmes, 2.500 puestos adicionales en el área de justicia y otros 1.000 en las aduanas.