El camino hacia La Moncloa
Una vez elegida la composición del Parlamento, el siguiente paso es designar al presidente del gobierno de España. El proceso lo inicia el rey Felipe VI, que es el jefe de Estado, y su participación se divide en dos etapas: primero, consulta y analiza la situación de los candidatos con representantes de cada partido y, luego, elige al dirigente que considera con más chances de ganar y lo propone al presidente del Parlamento. Éste convoca a los 350 diputados -que asumirán el 13 de enero- y el candidato elegido presenta su programa de gobierno. Finalmente, los diputados votan por “sí” o por “no” a su investidura.
Para ser elegido presidente, el candidato debe obtener la mayoría absoluta de los votos de los diputados: 176. Si no la consigue, la Constitución española prevé una segunda votación, a 48 horas de la primera, en la que para ganar se requiere la mayoría simple. Si en la segunda votación tampoco hubiera una definición, se haría el mismo procedimiento con otro candidato propuesto por el rey. Si a los dos meses ningún candidato obtiene el respaldo de la mayoría del Parlamento, el rey tiene que disolver las cámaras y convocar nuevas elecciones. A partir de hoy, Mariano Rajoy es presidente “en funciones”, hasta que asuma el nuevo mandatario.
Las elecciones dejaron trazado un panorama político muy distinto al que España está acostumbrada. Los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, lograron resultados suficientes como para romper con el bipartidismo que compartían el PP y el PSOE desde hace tres décadas. Estos partidos sólo podrán llegar al gobierno si pactan con otras fuerzas políticas, ya que ninguno logró la mayoría absoluta -que es de 176 escaños en un Parlamento de 350 diputados-. De este modo, a pesar de que ganó el PP, su continuidad en el poder se ve amenazada por una posible alianza de izquierda.
El PP fue votado por 28,7% del electorado y obtuvo 123 escaños, lo que demuestra una fuerte caída del partido de Mariano Rajoy, que perdió 64 diputados y 3,8 millones de votos. El PSOE de Pedro Sánchez, por su parte, perdió un millón y medio de votos y 19 bancas, y se posicionó segundo, con 22% de apoyo y 90 escaños. Lo siguen Podemos, con Pablo Iglesias como candidato, que se consolidó como tercera fuerza, con 20,6% de respaldo y 69 escaños, y el partido de derecha Ciudadanos, de Albert Rivera, que quedó en cuarto lugar, con 13,9% de votos y 40 bancas en el Parlamento.
En el nuevo escenario de posibles alianzas, los partidos de izquierda son los que tienen ventaja. El PP, que en 2011 obtuvo sin problemas la mayoría absoluta, no lograría ese apoyo ni siquiera aliándose con Ciudadanos, la otra fuerza de derecha. En cambio, los partidos de izquierda podrían superarlos, y aunque no lograran la mayoría absoluta podrían evitar que Rajoy asumiera un segundo mandato con su voto en contra de la investidura. Un posible escenario sería el de una alianza entre el PP y Ciudadanos, que suman 163 escaños; por el otro lado el PSOE, Podemos e Izquierda Unida suman 162 escaños, una mínima desventaja que se podría revertir con el apoyo del único diputado de Coalición Canaria -el partido que gobierna con el PSOE en Islas Canarias- y el de Izquierda Republicana de Cataluña (ECR), por ejemplo.
Al final de la jornada electoral, varios candidatos hablaron en público. Desde la sede del PP, Rajoy agradeció a “los más de siete millones de españoles” que votaron por su partido, y afirmó: “Seguimos siendo la primera fuerza política de España”. Además, prometió que va a “intentar formar un gobierno estable”, aunque reconoció que “no será fácil”. Iglesias, más optimista que nunca, inició su discurso asegurando: “Hoy ha nacido una nueva España que pone fin al sistema del turno”. El dirigente atribuyó a Podemos la derrota del bipartidismo y estableció como condición “inaplazable e imprescindible” para pactar con otras organizaciones políticas llevar a cabo una reforma constitucional que incluya el blindaje de los derechos sociales, que establezca un mecanismo para que sea posible revocar el mandato del presidente del gobierno a mitad de su gestión y que asegure una nueva ley electoral más proporcional, según recogió el diario español Público. Resaltó los buenos resultados de su partido, que tiene tan sólo dos años de existencia, y los contrapuso a los del PSOE, al que atribuyó “el peor resultado electoral” de toda la democracia.
El líder de Ciudadanos se pronunció en términos similares. Dijo que España empieza “una nueva era política”, caracterizada por la “esperanza e ilusión”. Para Rivera, los resultados de ayer confirman que “hay más españoles que quieren cambio” y que “se acabó la resignación”. Agregó: “[Los votantes del resto de los partidos] no van a ser mis enemigos, sino mis compatriotas”.
En una intervención más escueta que la de sus contrincantes, y ya casi sobre la medianoche, Sánchez reconoció la derrota del PSOE, pero aseguró que “la gran coalición de intereses que había para acabar con los socialistas no ha logrado su objetivo”. El dirigente afirmó que aunque el PP fue el partido más votado y será el responsable de “formar gobierno”, hay una mayoría de izquierda en España. Finalmente, se mostró dispuesto a debatir y a dialogar “para buscar la estabilidad” del país, ante el nuevo escenario que se abre.
Podemos no sólo se consolidó como la tercera fuerza política en España, sino que además fue el partido más votado en regiones clave como Cataluña y País Vasco. En el primer caso, Podemos (En Comú-Podem) triunfó con 24,7% de los votos y 12 escaños. Con este resultado, los catalanes respaldaron la estrategia de un partido que propone que ellos mismos decidan sobre el futuro de Cataluña mediante un referéndum. En este sentido, el independentismo del presidente catalán, Artur Mas, salió derrotado, ya que su partido, Democracia y Libertad, perdió la mitad de los escaños que tenía -se quedó con ocho-. El otro partido independentista, ECR, consiguió nueve. En el País Vasco Podemos también fue el partido más votado, con 26% de los sufragios y cinco diputados, en un total de 18 que le corresponden a esa región autónoma.