Netanyahu anunció esta semana la respuesta de su país a la decisión de la UE de identificar con etiquetas los productos elaborados en las colonias judías en territorio palestino. Esa señalización, que debe ser cumplida por todos los países del bloque, se dispuso bajo el argumento de que no pueden ser etiquetados como elaborados en Israel porque en realidad se producen en territorio que no es reconocido internacionalmente como parte de ese país. Ese etiquetado, además, permite a los ciudadanos europeos decidir si consumen o no esos productos.
La política israelí de promover la instalación de colonias en territorio palestino es uno de los principales asuntos sin resolver en este conflicto, y fue el motivo por el cual se frustró el último intento de diálogo.
Netanyahu dispuso que el Ministerio de Relaciones Exteriores (del cual él mismo es titular) revalúe “la implicación” de la UE “en el diálogo político” con los palestinos. Mientras esto se procesa, ordenó “suspender los contactos diplomáticos con las instituciones de la UE y sus representantes” en todo aquello que tenga que ver con ese conflicto, informó la agencia de noticias Efe, citando un comunicado oficial. Sin embargo, Israel sí mantendrá contactos de este tipo con los representantes de los países del bloque.
El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat, dijo que “con su última decisión sobre la UE, el primer ministro Netanyahu insiste en chantajear a la comunidad internacional con un objetivo claro: mantener la cultura de impunidad para seguir violando la ley internacional”. Afirmó que “los asentamientos israelíes no son sólo una violación de la ley internacional sino también un crimen de guerra”, y que la UE debería prohibir que esos productos ingresaran a su territorio.
En los intentos de los últimos años de establecer conversaciones entre israelíes y palestinos no ha sido la UE sino Estados Unidos el que ha tenido más protagonismo. Sin embargo, Netanyahu mostró una posición dura también hacia Washington. La semana pasada se reunió con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que también visitó al presidente palestino, Mahmud Abbas, y que les propuso a los dos una serie de medidas para bajar las tensiones.
Una de éstas era la solicitud de que Israel entregara a los palestinos zonas de Cisjordania que hoy controla, informó Efe. De inmediato la propuesta despertó el rechazo de varios integrantes del gabinete y de la coalición de gobierno que respaldan a los colonos, y el domingo también Netanyahu manifestó que no acepta ese pedido. “No habrá transferencia de territorio a los palestinos -ni 40.000 metros cuadrados, ni 10.000, ni uno”, dijo en una reunión de ministros de su partido, Likud, según informó el sitio web de noticias Ynet.
La iniciativa buscaba reducir la tensión que en los últimos meses ha llevado a hablar de una tercera intifada. “Hemos estado muy preocupados sobre la violencia y el potencial de que la situación quede fuera de control”, dijo Kerry a periodistas al volver a su país. De acuerdo con Efe, una transferencia de territorios permitiría a los palestinos aliviar la escasez de tierras para la construcción de viviendas en Cisjordania.
También el Ejército de Israel había recomendado al gobierno que diera algunos alivios a los palestinos. Había sugerido mejorar las condiciones de seguridad -permitiendo el ingreso de armas y vehículos blindados-; la situación económica -con permisos de trabajo en Israel y un aumento de las exportaciones a ese país-; y en cuanto a los territorios ocupados, proponía eliminar restricciones para la construcción de viviendas, emitiendo permisos para esas obras. Sin embargo, el diario Haaretz informó que el gobierno no estaba dispuesto a tomar medidas de ese tipo mientras continuaran los ataques de palestinos a israelíes.
En esos ataques -en los que muchas veces se han utilizado cuchillos, pero también armas de fuego y autos usados para atropellar murieron 21 personas que fueron atacadas y más del doble entre los atacantes o sospechosos de serlo. La reacción de las fuerzas de seguridad israelíes de intentar abatirlos, no de capturarlos, genera críticas de parte de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, así como de otras palestinas e israelíes. Una de estas últimas, Betselem, emitió la semana pasada una carta en la que pide a Netanyahu “el fin de las ejecuciones sumarias callejeras”.
“Su gobierno permite -y alienta- la transformación de policías e incluso civiles armados en jueces y ejecutores”, y el empleo de “un uso letal de la fuerza contra gente que dañó, trató de dañar o eran sospechosos de agredir cuando ya no suponían ningún peligro”, dice la carta, firmada por el director de Betselem, Hagai el Ad. Agrega que “la combinación entre un individuo con apariencia árabe y un cuchillo” termina sólo de una manera: “ejecución en la calle”. El director de Betselem reconoce que “la ola de ataques contra israelíes es atroz” y que se debe usar la fuerza para proteger a la población, pero agrega que “los policías y soldados no deben ser jueces y ejecutores”. Le dice a Netanyahu que “como primer ministro” le toca “la responsabilidad”.