Ya se sabía, pero faltaba la confirmación oficial. Ayer, en el palacio presidencial de La Moncloa, Sánchez le dejó claro a Rajoy que ni siquiera facilitaría su investidura llamando a la abstención de los 90 diputados del PSOE. En una conferencia de prensa que brindó luego de la reunión, el líder socialista dijo que los españoles pidieron “en las urnas” un “cambio progresista y con diálogo”, y que el nuevo gobierno debería reflejar esa “pluralidad”.

A la vez, dijo que por ahora el responsable de tratar de formar gobierno es el PP, por haber sido el partido más votado. “La primera fuerza política tiene la responsabilidad de intentar formar gobierno, y pasada esa etapa cumpliremos el mandato de los ciudadanos para que haya un gobierno de cambio”, dijo, y pidió a los otros partidos -Podemos y Ciudadanos- que respeten los “plazos y los procedimientos de la democracia”.

También insistió en que su partido agotará “todas las alternativas” para evitar convocar a nuevas elecciones. Sin el apoyo del PSOE, el PP no tiene chances de gobernar. Sin embargo, la segunda opción -el gobierno de una mayoría de izquierda liderada por Sánchez y el PSOE- tampoco es fácil. Sobre todo porque el emergente partido de izquierda Podemos, encabezado por Pablo Iglesias, impone como condición para darle su apoyo el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de los catalanes, y la convocatoria a un referéndum en el que éstos se pronuncien al respecto. El PSOE, en principio, no está dispuesto a ceder. Sánchez dijo ayer: “A los que ponen líneas rojas les digo que el PSOE tenderá puentes para el diálogo”. Pero no está claro cuán lejos irían.

De hecho Iglesias acusó a Sánchez, en una carta publicada ayer por la versión española del diario Huffington Post, de estar “paralizado” ante el nuevo panorama político, y más preocupado por su reelección como secretario general del PSOE que “como candidato a la presidencia”.

“¿Dónde está Pedro Sánchez? ¿Cómo es posible que no hayamos hablado todavía? ¿Es que no va a plantear la posibilidad de un gobierno alternativo al de Rajoy?”, cuestionó. El líder de Podemos, que puso en duda la capacidad de Sánchez para presidir España, sostuvo que es el momento para que “una figura independiente” dé “los pasos necesarios” para evitar otro gobierno del PP y terminar con “el tiempo de la corrupción y la desigualdad”.

En tanto Albert Rivera, el líder del partido de derecha y cuarta fuerza política Ciudadanos, propuso al PP y al PSOE alcanzar un “acuerdo de mínimos” entre los tres partidos, para inaugurar una legislatura económicamente “estable” y con una España “unida”. Rivera dice que, ante las posibles investiduras de Rajoy o de Sánchez, optará por la abstención o por el “no”, aunque podría cambiar de postura “si hay acuerdos de fondo” que apunten, en particular, a modificar la ley electoral y la de partidos. Ciudadanos, el PP y el PSOE coinciden en la posición respecto de que Cataluña se mantenga en España. Por esta razón, Rivera excluyó de este posible pacto a Podemos, que reclama el referéndum catalán como condición para cualquier alianza.

Rajoy se reunirá el lunes con los líderes de Podemos y Ciudadanos, con el fin de seguir moldeando su estrategia para acceder al gobierno, que ya tiene la negativa definitiva de los socialistas.