Un juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Edson Fachin, decidió en la noche del martes suspender el proceso de juicio político contra la presidenta, Dilma Rousseff, hasta que el miércoles esa corte analice un pedido del Partido Comunista de Brasil, aliado del gobierno, que argumenta que la Ley de Impeachment, de 1950, y la Constitución prevén dos procesos distintos para el juicio político y que el STF debe dirimir cuál de los dos debe seguirse.

La suspensión llegó horas después de que se eligiera parcialmente la integración de la comisión especial de la Cámara de Diputados que analizará la acusación contra Rousseff y opinará sobre si debe realizarse el juicio político, aunque la decisión final será del plenario. La comisión tendrá una representación proporcional a la que tienen los partidos en la cámara, lo que en principio daba la mayoría al oficialismo. Pero esa mayoría no estaba asegurada debido a la fractura en el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) entre aliados y opositores del gobierno.

El líder del PMDB en Diputados, Leonardo Picciani, anunció que designaría para la comisión a oficialistas, pero el sector opositor hizo una maniobra para que la designación se realizara mediante listas votadas por el pleno de la cámara baja, y de las dos listas presentadas ganó la que contaba con más diputados opositores. Horas después, los diputados opositores del PMDB juntaron firmas y lograron que Picciani, afín al gobierno, dejara de ser líder de la bancada en Diputados, cargo que pasará a ocupar Leonardo Quintão, opositor.

También quedó paralizado ayer el proceso contra el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, acusado de mentir ante sus colegas, que se llevaría adelante en el Consejo de Ética de Diputados. El proceso debe volver a empezar de cero después de que fuera anulada la designación de Fausto Pinato como el encargado de presentar el caso ante los demás integrantes de la comisión. Se preveía que ayer Pinato sugiriera que se avanzara con la investigación contra Cunha, pero fue removido por orden de la Mesa Directora de la Cámara de Diputados, que es presidida por el propio Cunha. La mesa argumentó que quien presenta el caso y el acusado no pueden ser parte de la misma bancada. Cunha y Pinato pertenecen a distintos partidos, ambos integrantes de la alianza de gobierno.

Mientras desde Berlín el ex presidente Lula da Silva decía que el juicio político contra Rousseff es una “explícita tentativa de golpe”, y la presidenta afirmaba que la juzgan por “gastar demasiado” en programas sociales, el vicepresidente Michel Temer, presidente del PMDB, afirmaba ayer que Brasil vive una “normalidad democrática extraordinaria”.

Esta semana se filtró a los medios una carta que Temer envió a la presidenta, en la que la acusa de no haber recurrido nunca al PMDB a la hora de planificar políticas, de dejarlo a él en un papel “decorativo” y de respaldarse en su partido sólo cuando necesitaba ayuda. En la carta el vicepresidente no se pronuncia sobre el juicio político, y deja entrever así que no está en contra de este procedimiento, que lo colocaría a él en la presidencia. Anoche Rousseff se reuniría con Temer por primera vez desde que la semana pasada Cunha aprobó el pedido de juicio político. Según diarios brasileños, intentaría un acercamiento con su vicepresidente.