Está previsto para hoy el fin de la cumbre del clima, que se desarrolla en París. Ayer, pese a las expectativas que generó el encuentro, ministros y negociadores de los 195 países presentes seguían divididos en dos puntos. Uno de ellos es qué países contribuirán al Fondo Verde para el Clima de Naciones Unidas, destinado a proyectos de países en desarrollo para mitigar el impacto del cambio climático y hacer adaptaciones que les permitan desarrollarse de forma más sustentable. El otro punto es si los países quedarán obligados en el acuerdo final a cumplir los objetivos que se propusieron en la cumbre, o si las propuestas quedarán sólo como una demostración de buena voluntad, sin controles posteriores acerca de su cumplimiento.
En ambos puntos de discusión, Estados Unidos es uno de los protagonistas. El secretario de Estado, John Kerry, anunció que este país duplicaría su aporte al Fondo Verde con 860 millones de dólares anuales. “Vamos a hacer nuestra parte”, dijo, y reconoció que es necesario ayudar a los países más pobres, que en su mayoría no “contribuyeron casi nada” al cambio climático. En general los países desarrollados se mostraron de acuerdo en hacer grandes aportes anuales a ese fondo, pero a cambio de que a partir de 2020 se amplíe la base de donantes, incluyendo a todos los países que estén “en condiciones de hacerlo”, propuesta que fue rechazada por China y Sudáfrica, entre otros. No se trata sólo de aportes, sino que los países desarrollados también quieren que aquellos otros que hoy son emergentes empiecen a ser sometidos a mayores controles en 2020.
Ayer se mantuvieron extensas negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea acerca de si el compromiso que asuma cada país será, o no, vinculante. Estados Unidos ha manifestado si el acuerdo le impone condiciones con peso de ley debe ser aprobado por el Senado, donde hay mayoría republicana, parte de la cual ni siquiera acepta la existencia del cambio climático. Por su parte, el responsable de la Unión Europea para este tema, Miguel Arias Cañete, defendió la postura del bloque europeo, según la cual no tienen sentido las propuestas de recortes de emisión de gases de efecto invernadero si los países no se comprometen a aplicarlas.
Según los diarios españoles El País y El Mundo, personas cercanas a Cañete dan como un hecho que el acuerdo final no será vinculante, porque eso excluiría a Estados Unidos, el segundo mayor emisor del mundo. A cambio, Estados Unidos habría aceptado que cada cinco años se readecuen al alza las propuestas de recortes de todos los países. Ésta parece ser una condición necesaria, ya que las propuestas que están hoy sobre la mesa son insuficientes para que el aumento de la temperatura en 2050 se mantenga debajo de 2 grados respecto de la era preindustrial.