El partido de extrema derecha Frente Nacional (FN), liderado por Marine Le Pen, sufrió ayer una aplastante derrota en la segunda vuelta de las elecciones regionales en Francia y no logró quedarse con el gobierno de ninguna de las 13 regiones. Pese a que el FN fue el partido más votado en primera vuelta, ayer se revirtieron los resultados y aumentó en casi diez puntos la participación de los votantes, que llegó a casi 60%.
El partido de derecha del ex presidente Nicolas Sarkozy, Los Republicanos, ganó en siete regiones, mientras que el gobernante Partido Socialista -que dominaba todas menos una- triunfó en cinco. Sin embargo, izquierda y derecha francesas coinciden en que no hay que descuidar el antecedente de la primera vuelta. En esta línea, el primer ministro, Manuel Valls, advirtió ayer que no es momento de “alivio” ni de “triunfalismos”, porque el peligro de la extrema derecha “no se ha eliminado”, y Sarkozy dijo que los resultados de ayer “no deben hacer olvidar la advertencia de la primera vuelta”.
Mientras se dibujaba el nuevo mapa regional francés, que quedó dividido en derechistas y socialistas, Le Pen habló: en un escueto discurso, no reconoció explícitamente la derrota y aseguró que con casi 30% del total de los votos se encuentra bien posicionada de cara a las presidenciales de 2017.