En los últimos tres días, en la provincia de Al Hasaka, en el noreste de Siria, unos 220 civiles asirios, entre ellos mujeres y niños, fueron secuestrados por la organización islamista Estado Islámico (EI), de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los asirios son descendientes de los primeros cristianos, mantienen costumbres y tradiciones milenarias, y viven en su mayoría en Siria, Irak y Turquía.

Cientos de ellos fueron secuestrados por los milicianos de EI en las afueras de la localidad de Tal Tamr, en Al Hasaka, donde la organización jihadista tomó 11 pueblos e incendió dos iglesias. De acuerdo con el observatorio, los detenidos podrían haber sido trasladados hacia un área al suroeste de Tal Tamr, y se negocia su liberación.

Antes de que en marzo de 2011 empezaran en Siria las protestas contra el presidente Bashar al Assad, que desembocaron en una guerra civil, había 200.000 asirios en ese país. Pero hoy sólo quedan entre 15.000 y 20.000, informó la agencia de noticias Efe.

El arzobispo sirio católico de Hasaka, Jacques Benham Hindo, denunció en declaraciones a la agencia de prensa del Vaticano, Fides, el “abandono” que sufrieron los asirios de la región. “Quiero decir claramente que tenemos la sensación de haber sido abandonados en las manos de EI”, afirmó. Señaló que los aviones estadounidenses sobrevolaron la región sin intervenir y que las familias desplazadas “no recibieron ninguna ayuda de la Medialuna Roja ni de los organismos gubernamentales sirios de asistencia, quizá porque son cristianos”. Agregó que “también el organismo para los refugiados de Naciones Unidas está ausente”.

Además los milicianos de EI han atacado el patrimonio histórico de este pueblo. El grupo difundió ayer un video en el que muestra la destrucción de decenas de esculturas y reliquias históricas del Museo de la Civilización de Mosul, en Irak, algunas de las cuales datan de la época de los antiguos asirios, en los siglos VIII y VII antes de Cristo. Uno de los milicianos dice en el video que “los que se llaman asirios y acadios establecían dioses de la lluvia o de la guerra a los que adoraban en lugar de adorar a Alá”.