La Fundación Quilliam, una organización británica que monitorea los grupos islamistas, tradujo y analizó en un informe publicado el miércoles un documento que circula desde enero firmado por un integrante de Estado Islámico (EI).

Ese texto no pretende ser oficial, pero según rastreó Quilliam proviene de un “importante productor y emisor de material propagandístico”, cuyo nombre no publica. Sí lo menciona el diario británico The Telegraph, y según una extensa nota firmada por un corresponsal en Líbano, se trata de Abu Arhim al-Libim, un influyente encargado de reclutar combatientes por internet.

Geopolítica de la jihad

El documento que proviene del grupo islamista que controla buena parte de Siria e Irak se llama “Libia: la estratégica puerta de salida para el Estado Islámico”. Desde que fue derrocado y asesinado quien era su gobernante, Muamar Gadafi, Libia está afectada por luchas entre milicias y bandos rivales, a tal punto que tiene dos gobiernos paralelos. De acuerdo con Quilliam, el texto señala que Libia puede ser clave a la hora de “aliviar” a EI “militar, económica y estratégicamente”, ante los ataques que sufre por parte de una coalición internacional -a la que llama “coalición de cruzados”- que apoya a las tropas kurdas e iraquíes que combaten a EI en el terreno y que bombardea sus posiciones.

Pero sobre todo, el texto destaca la cercanía de Libia con el sur de Europa. Recomienda aprovechar los circuitos de inmigración ilegal hacia ese continente para atacar al tráfico marítimo e infiltrarse en las ciudades europeas, “incluso con botes rudimentarios”. Estima que salen desde las costas libias “500 personas por día”. De manera más general, el texto señala que la situación geográfica de Libia es estratégica porque está cerca del mar, del desierto, de montañas, y es fronteriza con seis estados: Egipto, Sudán, Chad, Níger, Argelia y Túnez. La define como “clave” para tomar los estados fronterizos.

En su análisis, la fundación británica señala que la proliferación de armas que hay en Libia, donde éstas circulan sin control a pesar del embargo internacional que se le aplica al país en esa materia, es una potencial fuente de herramientas para que EI pueda tomar el control del norte y el oeste de África.

En ese sentido, el texto traducido del árabe destaca la cantidad de armas y municiones que hay en Libia desde la caída de Gadafi, que, según afirma, “malgastaba” los recursos petroleros para comprarlas.

Como ejemplo de la importancia de ese arsenal, dice que bastó con que parte de esas armas fugaran a Malí para que un grupo de milicianos islamistas tomara parte de este país. Para incentivar a sus combatientes a que vayan a Libia, el texto señala que, si no lo hacen, esas armas quedan abandonadas a “los cruzados”.

De acuerdo con el investigador de Quilliam que es autor del informe, Charlie Winter, el documento de EI, que no fue traducido por la organización, no está destinado a un público occidental sino a sus combatientes en la región, y busca convencerlos de ir a Libia, país al que presenta como una “provincia” del califato que autoproclamó en junio en los territorios que controla.

“Acerca de la demografía del apoyo en Libia a EI, vemos muchas similitudes con Irak y Siria. Muchos de sus milicianos son jóvenes que se sienten decepcionados con la política y que buscan tomar las armas ante la ausencia total del Estado. El riesgo que Europa enfrenta por EI en Libia es sustancial”, escribió Winter en una nota publicada en The Telegraph en la que revela parte del contenido del informe.

Pensando en conjunto

El miércoles y ayer se celebró, en Washington, una Cumbre contra el Extremismo Violento. Este encuentro se llevó a cabo días después de que EI asesinara a 21 egipcios coptos, algo que motivó que El Cairo bombardeara sus posiciones en Libia. Además, estaba prevista la reunión en respuesta a los ataques islamistas ocurridos en Francia en enero y en Dinamarca la semana pasada.

La cumbre, a la que fueron invitados representantes de 60 países de Medio Oriente, Europa, Asia y América Latina busca compartir experiencias para luchar contra los discursos extremistas y mejorar las políticas de integración social y la cooperación policial, con el objetivo de mejorar la respuesta de las fuerzas de seguridad y prevenir la expansión del radicalismo.

El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo ayer en el encuentro: “Desafío a todos [los participantes] a construir nuevas alianzas que desaten la creatividad de los jóvenes musulmanes, no para exponerse al extremismo, sino para servir y mejorar la vida de personas en Estados Unidos y todo el mundo”. Agregó: “El nexo es innegable. Cuando las personas están oprimidas y se niegan los derechos humanos, especialmente por causas sectarias o étnicas, y cuando se silencia la divergencia se alimenta el extremismo violento. Se crea un ambiente propicio para que los terroristas lo usen”.

El gobernante lanzó una serie de medidas y una campaña internacional para que EI no pueda seguir aprovechando el descontento de la juventud musulmana, y en ese marco anunció la creación de un cargo de enviado especial para “desacreditar la propaganda de terroristas”, que será ocupado por el ex asesor presidencial Rashad Hussain.

Obama también reiteró que es “mentira” que Estados Unidos y Occidente estén “en guerra con el islam”, que en realidad están en contra del “terrorismo”, algo que también asegura el gobierno francés desde los ataques ocurridos en París.

Los extremistas armados “están desesperados por conseguir legitimidad”, dijo, y llamó a asumir “la responsabilidad de refutar la noción de que grupos como EI representan de alguna manera al islam”.

Durante el encuentro, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, anunció su intención de organizar, en los próximos meses, una reunión internacional con líderes religiosos de todo el mundo para “mandar un mensaje poderoso de tolerancia, solidaridad y reconciliación”. En su discurso dijo que la estrategia de los “extremistas” busca, de forma “deliberada”, “polarizar, aterrorizar, provocar y dividir”. También recordó que la “gran mayoría” de la víctimas de EI y otros grupos extremistas son musulmanes.