Pavlopoulos presidente

El gobierno de Siryza presentó ayer a su candidato para convertirse en presidente de Grecia, una elección que está a cargo del Congreso y que hoy tendrá su primera instancia de votación. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, sorprendió al presentar ante el grupo parlamentario de Syriza a Prokopis Pavlopoulos, un político conservador de 64 años que es abogado y docente de derecho. “Necesitamos un presidente de la República con demostrada sensibilidad democrática, que goce de amplia aceptación en la sociedad y en el Parlamento griego”, dijo Tsipras a su bancada. Con esa explicación justificó la elección de un dirigente que es integrante del partido opositor Nueva Democracia para sustituir al socialdemócrata Karolos Papulias en marzo. El cargo tiene varias atribuciones pero no incluye la de conducir el gobierno.

El Ejecutivo parece apostar a una figura de consenso que, según ya se anunció, contará con los votos de Syriza y de Nueva Democracia, por lo que se da por descontada su victoria en la votación de hoy, en la que necesitará 180 votos, correspondientes a tres quintas partes del Congreso.

Pavlopoulos tiene una trayectoria política extensa. Fue diputado desde 1996 hasta la asunción del actual Congreso -no se presentó a las últimas elecciones- y ocupó distintos cargos en el Ejecutivo, incluido el de ministro del Interior (2004-2009). Desde ese cargo tuvo que lidiar con la polémica generada por el asesinato de Alexandros Grigorópulos, de 15 años, por parte de un policía, un hecho que derivó en una serie de protestas contra el gobierno.

Con cara de decepción, el presidente del Eurogrupo, Jeoren Dijsselbloem, reiteró al finalizar la reunión que “la mejor opción para las autoridades griegas es una ampliación del programa de rescate”. Ese grupo está compuesto por los ministros de Economía de los países la Unión Europea (UE) cuya moneda es el euro, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE y el presidente del grupo. Este último fue enfático al afirmar que sólo si se aceptan las condiciones del grupo Grecia recibirá una ayuda adicional.

Parte de esa ayuda -unos 3.500 millones de euros- los aportaría el Fondo Monetario Internacional (FMI). La directora del organismo, Christine Lagarde, presente en la negociación, dijo que si Grecia no opta por una extensión del rescate, el FMI no hará más desembolsos a su favor. Sólo Francia tuvo ayer un mensaje positivo para Grecia y reclamó a los demás países que hicieran concesiones. El resto cerró filas con Alemania, cuyo ministro Wolfgang Schäuble mostró un grado de dureza inusual al calificar de “irresponsable” al Ejecutivo griego.

Si Grecia no pide el rescate antes del viernes, el programa expirará y técnicamente perderá también la posibilidad de obtener los 11.000 millones de euros necesarios para recapitalizar sus bancos.

Varoufakis dijo que “el programa no está funcionando”, que de un ultimátum “nunca sale nada bueno” y que ignorar la voluntad democrática de los griegos tendrá “repercusiones negativas” para todo el proyecto europeo. Varoufakis insiste en pedir un “programa puente” que alivie la carga de la deuda, algo a lo que se niegan los demás ministros de Finanzas y el BCE.

Los ingresos del Estado griego caen más de lo esperado y las promesas electorales de Tsipras incrementan el gasto público. Además, entre marzo y agosto vencerán títulos de deuda por 12.000 millones de euros con el BCE y el FMI.

La fuga de depósitos en Grecia se acelera, y para que el BCE pueda mantener las líneas de liquidez de emergencia a los bancos griegos, éstos deben ser solventes. El BCE se quejó en los últimos días de algunas declaraciones del ministro de Finanzas griego, quien dijo que Grecia es un Estado insolvente y quebrado. Si se extendiera el hilo argumental lo mismo podría pensarse de la solvencia de sus bancos, ya que tienen en sus carteras 37.000 millones de euros en deuda pública o avalada por el Estado. La banca griega se sostiene gracias a la liquidez de emergencia inyectada por el Banco Central de Grecia, pero de acuerdo con las normas comunitarias, el BCE sólo puede tolerar este tipo de inyecciones de emergencia si los bancos griegos se mantienen solventes.

Espacio político

Varoufakis explicó que estaba dispuesto a firmar un “programa interino” con la Comisión Europea hasta agosto, por el que Grecia se compromete a no adoptar medidas fiscales ni que impliquen riesgos para la estabilidad financiera del país. “Ese borrador fue eliminado por el presidente del Eurogrupo, Jeoren Dijsselbloem, y sustituido por un documento que exige la extensión del programa actual a cambio de cierta flexibilidad, que no se detalla. Rechazamos ese documento porque no queremos cambios cosméticos y porque es demasiado nebuloso: Grecia no va a solicitar la prórroga del programa actual, porque el rescate es parte del problema, no de la solución”, dijo Varoufakis.

Según el diario español El País, el borrador de acuerdo que Grecia rechazó tenía diferencias con el original: Grecia exige que esa prórroga se denomine “contrato interino”, “acuerdo puente” y que se encuentre una fórmula que evite la palabra “rescate”. Más allá de la negativa de su gobierno, Varoufakis pronosticó que se alcanzará un acuerdo “en las próximas 48 horas”.

Si expira el rescate actual, el gobierno griego y el Eurogrupo tendrían que negociar otro. Sin embargo, esta opción conlleva algunos riesgos. Las negociaciones en la UE suelen ser largas, y un nuevo rescate requerirá la aprobación de todos los gobiernos que conforman el euro. Mientras se discute sobre las cantidades que se van a necesitar, las condiciones para ese nuevo rescate y si la troika seguirá siendo la que supervise el cumplimiento de las medidas, Grecia puede quedarse sin dinero o sufrir una fuga de capitales.

Al retirarse de la reunión y ante una pregunta de una periodista, el siempre sonriente Varoufakis respondió: “Use su imaginación”, algo que parece un mensaje más bien destinado a los demás países de la UE.